Con las
primeras lluvias de Septiembre el
monte que parece declinar acoge
vibrantes días de amor y lucha. Las
ciervas entran en celo y los grandes
machos, antes esquivos y
recelosos, abandonan sus refugios
en busca del codiciado harén
festeado por muchos. La ley del
más fuerte impera con inusitada
violencia en el bosque. Todos están
en peligro al no poder mantener un
mínimo de preocupación si quieren
ejercer sus instintos naturales.
???Tiran
más dos tetas que dos carretas??? y el
cazador lo sabe mejor que nadie.
Por esos no desaprovechará la
ocasión de hacerse con el trofeo
soñado. Nunca más fácil que ahora.
Se trata de cazarlos cuando están
en celo en plena brama o berrea,
modalidad cuestionada por grupos
ecologistas.
Así
contada parece una actividad con
poco soporte conservacionista y
escasa dificultad cinegética. Pero las
cosas del monte nunca son como
parecen en la ciudad. La selección,
objeto prioritario del rececho, está
orientada a la captura del gran
macho que ha desarrollado toda su
potencia y se encuentra en fase
regresiva. Como igualmente deben
suprimirse todos los animales
defectuosos y las hembras viejas.
Nunca
el buen trofeo del joven reproductor
en clara progresión. Una política de
mejora y selección de la caza mayor
debe seguir las mismas pautas que
si de una actividad agropecuaria se
tratara. La supresión de los
individuos que no puede mantener
determinado medio está
considerado como uno de los
pilares de una política
conservacionista realista. Si la
densidad animal supera los
individuos adecuados, el medio se
vuelve irracional al romperse la
cadena biotrófica del ecosistema.
De la misma manera que el exceso
de machos y hembras de la misma
sangre motivarán importantes
problemas de consanguinidad.
Otra
cosa sería si el hombre no hubiese
intervenido en la naturaleza
trastocando todo su equilibrio
ecológico. A más de uno le puede
parecer triste y penoso disparar
sobre hembras viejas y animales
defectuosos pero el cazador debe
corregir lo que el hombre ha
trastocado con su exultante
roturación y apabullante
demografía. Los grandes
predadores como el águila real e
imperial y los lobos, responsables
naturales de la supresión de los
individuos peor dotados, no se han
adaptado al intervencionismo
humano y sus poblaciones son
insuficientes para esta misión. De
ahí que no se entienda que quien lo
ha trastocado todo pretenda ahora
impedir su arreglo.
Quizás
piensen que comiendo el solomillo
de una novilla de diez meses
solucionarán los males de la fauna
salvaje.
Por
cierto y cambiando de tercio. El
Consejo Superior de Deportes ha
suspendido por tercera vez las
elecciones convocadas por Andrés
Gutiérrez Lara. El Tribunal
Administrativo del Deporte (TAD) a
propuesta del Consejo ha
inhabilitado al Presidente de la
Federación Española de Caza por
???desobediencia grave??? al prolongar
indebidamente el ejercicio de su
cargo en beneficio propio y no por
razones de intereses federativos???.