Mi amigo
Sarasketa,
observador de la
naturaleza y cazador
donde los haya, se
mueve ya por
aquí y
allá
preguntándos
e qué
será de las
palomas torcaces
ante el escaso
movimiento que se
observa. Sus
contactos en Burgos,
Navarra, Euskadi, etc.
guardan silencio. En
fin, mañana
será otro
día. Lo bueno
es que los ocres y
tonos amarillentos
nos van ofreciendo
auténticos
regalos para la vista.
Mientras, nos llegan
noticias de que en
Las Landas (Francia)
las torcaces campan a
sus anchas.
Todo es
como un manto
mientras aquí
los cazadores ni las
huelen. Vamos hacia
delante en busca de
las torcaces. Los
tonos ocres son como
amigos cálidos
en el día.
Dejo
atrás las
preciosas y
desafiantes Dos
Hermanas, la mayor y
la menor que indica el
camino hacia Albistur
abriéndose
como una
película con el
sin par fondo de la
Sierra de Aralar.
Cuentan que en Las
Landas las palomas
abundan, pero
aquí parece
que nos ha tocado
bailar con la
más fea. La
caza de la paloma
torcaz es una de las
más
auténticas, y
el paso de la paloma
atrae a miles de
personas de
aquí,
acá y
acullá. El paso
de la paloma torcaz
es uno de los
espectáculos
más hermosos
que la vista puede
observar y el cuerpo
puede sentir desde
las crestas de
nuestras
montañas.
El paso de
este ave atrae a
miles de personas de
aquí,
allá y
acullá, es una
caza
auténtica,
preciosa y limpia. El
espectáculo es
magnífico,
aunque simplemente
sea para observar la
migración de
miles de aves.
Algunos la llaman la
caza de los pacientes,
pero, aunque no haya
paloma, se observan
magníficos
panoramas, como el
que se puede
contemplar desde los
altos de Albistur. Esta
caza es hermosa,
sorprendente,
diversa, espectacular,
majestuosa y
realmente
“adorada&rdqu
o;. Ahí llegan
los sabores de
otoño, setas,
hongos,
jabalíes&hellip
; Todo lo que un
cazador quiera ver,
tocar y…
degustar.
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