Desde que en 2013 se firmara el primer convenio de colaboración entre la Asociación del Corzo Español y el INVESAGA de la Universidad de Santiago de Compostela para el seguimiento sanitario de los corzos españoles, han sido muchos los resultados parciales que se han ido produciendo y de los cuales se ha dado activa cuenta a los principales agentes responsables de la gestión de las poblaciones.
Ahora, ve la luz, una interesantísima publicación de la Doctora Patrocinio Morrondo y su equipo, que si bien no aporta resultados que impliquen un giro radical de la gestión, si profundiza en la necesidad de mantener un equilibrio de las poblaciones y explica, en gran medida, las fuertes variaciones demográficas que se vienen observando en algunas áreas del Norte de España en los últimos años.
De todas los agentes infecciosos detectados en los corzos ibéricos (Sarcocystis spp, virus de Schmallenberg y la ya conocida Cephenemyia stimulator, entre otros patógenos) destaca una importante incidencia de agentes zoonóticos tales como Toxoplasma gondii y Anaplasma phagocitophylum que podrían tener gran relevancia en el medio natural y en la salud pública.
El corzo es un animal centinela y los datos obtenidos revelan que algo está pasando para que las tasas de prevalencia estén evolucionando como lo están haciendo, y que tiene relación con cambios en las especies vector y en los hospedadores definitivos. Sin duda se ha abierto una importante vía de trabajo en la que, tanto la ACE como el laboratorio del INVESAGA, van a seguir profundizando en beneficio de la conservación del medio natural y de nuestra propia salud. Esperemos que estos resultados y los que obtengan en el futuro vayan acompañados de unas adecuadas medidas de gestión de las poblaciones animales silvestres y domésticas.