Miles de cazadores españoles colaboran actualmente con los proyectos de recuperación de dos especies emblemáticas en peligro de la Península Ibérica, como son el lince ibérico y el oso pardo. Tanto es así que estos proyectos son especialmente viables en aquellas zonas donde participan los representantes del sector cinegético.
En el caso del oso, los cazadores colaboran con el Proyecto Caza y Oso, promovido por la Fundación Oso Pardo, para la recuperación de esta especie en el norte de la Península Ibérica, donde en su momento el presidente de la Fundación, Guillermo Palomero, destacaba que “los cazadores son grandes conocedores del medio y del territorio”, por lo que se han convertido en uno de los pilares de un proyecto que a día de hoy califica de “éxito”.
Los datos avalan él éxito de un proyecto con el que en las últimas dos décadas España ha pasado de tener una población de entre 60 y 70 ejemplares de oso pardo a los en torno a 290 que hay hoy en día a pesar de que es un animal que responde lentamente a las medidas que se adoptan”.
Sobre la colaboración de los cazadores, hay acuerdos con federaciones como la cantábrica y castellano leonesa y consociedades locales de cazadores desde principios de los años 90 que a día de hoy siguen más vigentes que nunca.vSegún explica la página web de la Fundación Oso pardo, “actualmente el proyecto Caza y Oso se desarrolla con éxito en Asturias mediante convenios de colaboración con 11 Sociedades asturianas de caza, que aglutinan a cerca de 4.000 cazadores mayoritariamente locales”. En el marco de estos convenios, cazadores y Fundación Oso Pardo se comprometen a aunar esfuerzos para conocer la presencia de osos en los cotos, combatir el furtivismo y el veneno. Son por tanto los cazadores a día de hoy los únicos que junto, con las autoridades competentes, denuncian de manera efectiva los posibles delitos que se cometen en nuestros montes.
Por lo que se refiere al lince ibérico, los proyectos de recuperación de esta especie se iniciaron ya comenzado el siglo XXI, una vez constatado que únicamente en Sierra Morena oriental y en Doñana quedaban linces de manera estable (unos 160 ejemplares distribuidos en 500 kiómetros cuadrados, según los datos de Iberlince).
Desde el primer momento los cazadores mostraron su disposición a trabajar por la iniciativa, y ha sido precisamente allí, donde se implicaron cazadores y gestores de cotos de caza, donde mejor han funcionado los proyectos de recuperación del lince. En franca contraposición a aquellas zonas gestionadas por organizaciones ecologistas al albur de la subvención.
Esto se debe a que en espacios con buena gestión cinegética, es más fácil que se den las condiciones necesarias para la reintroducción y apareamiento de los linces. Gracias a estos proyectos, en 2015 se contabilizaron más de 400 linces en estado silvestre entre todas las áreas de actuación (Portugal, Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía).
La Oficina Nacional de la Caza, la Conservación y Desarrollo Rural “ONC”, que a través de sus asociados contribuye a la buena gestión de muchos de los proyectos de recuperación de especies en peligro en España, felicita efusivamente a todo el colectivo cinegético por su impagable labor a favor del fomento y la conservación de la biodiversidad.