El calor sigue apretando y las perchas aflojan de manera ostensible en los contados lugares donde se quedaron algunas. Es normal. En el resto, la gran parte, más vale ni molestarse, a no ser que se quiera sacar a pasear al perro y tener la remota posibilidad a base de patear las parameras todos los días, de acertar ese día de contrapasa y quedarse sin cartuchos en una hora. Es muy difícil pero a base de soplar es posible que suene bien la flauta. Yo he vivido una de esas caídas varias veces. Incluso junto al barrio Montorretas, en las estribaciones de Durango. Hasta en la carretera había codornices. Todo el pueblo se quedó sin cartuchos. Las perdices han criado muy bien y siguen creciendo. Al faltar agua en los campos después de la siembra, no han crecido las malas hierbas y en consecuencia no han hecho falta herbicidas y las perdices no han muerto envenenadas. Así les ha ido. Pero para que les siga yendo bien hay que exigir a los que han vendido a los cazadores el derecho a cazar se preocupen muy mucho de acordar con los agricultores para que en la época de siembra no se utilicen semillas de cereal tratadas con imidacloprid y tiram, fitosanitarios letales para las perdices. De lo contrario el 70% de las perdices morirán, así como suena, comprobado científicamente después de años de múltiples pruebas. Más de veinte años llevamos denunciándolo. Pretenden con estos productos que el cereal no sufra la enfermedad denominada “del pie”. No deja de ser curioso que ese variopinto mundo de ecologistas, veganos y animalistas, sensibles ante la muerte de un gorrión sean incapaces de levantar la voz ante esta masacre que asola las poblaciones de las aves granívoras. ¿Será que no quieren denunciar a sus mentores? A nada que les cortasen las subvenciones verían que pronto pondrían el grito en el cielo. Es una puta vergüenza la deshumanización que está sufriendo el campo con el consentimiento de la Administración Central. ¿Dónde están esos técnicos tan exigentes con los cazadores? ¿Por qué no empiezan limpiando su casa? Nadie quiere morder la mano que les da de comer. ¿Sabrán como revierte en la calidad del pan? No lo creo. Pero qué más da que se mueran las perdices si hasta los humanos callan con el pan. ¿Saben con que se trataban hace 20 años las semillas del cereal? Con cianuro potásico, tres granos eran letales para una perdiz. Afortunadamente eso ya pasó a la historia después de haber denunciado desde éste medio infinidad de veces. Alguno también se preguntará, ¿y los agricultores que hacen? Que van a hacer si no saben de qué va la fiesta, ellos utilizan simple y llanamente lo que la Administración autoriza y el mercado pone a su disposición.