Cuaderno de campo. Ánade Real

ÁNADE REAL – ANAS PLATYRHYNCHOS

REPRODUCCION

Nido de Ánade Real: no tan oculto como el de otros ánades. Generalmente construye en el suelo, a veces muy lejos del agua. Puede criar en edificios abandonados y árboles. La puesta de Ánade Real se realiza siempre en donde nació la hembra, los machos siguen siempre a sus consortes, aunque nacieran a miles de kilómetros del lugar donde van a reproducirse.

Núm. Normal:        10-12

Núm. Extremo:       7-16

Tamaño:                   57 x 41 mm

Incubación:             28 días

Todo lugar es bueno

Si tuviéramos que mencionar simplemente los diferentes lugares en los que ha llegado a criar esta especie, necesitaríamos más espacio del que normalmente disponemos. En apretado resumen diremos que los ánades reales se instalan en las inmediaciones de cualquier masa de agua, incluso absolutamente ridícula, como puede ser una charca de riego de menos de diez metros de diámetro o un abrevadero. El nido, una simple amalgama de materia vegetal, puede quedar instalado en el suelo y al amparo de las más diversas matas o árboles. Pero el azulón tampoco le tiene miedo a las alturas, y a menudo sube a los árboles para ocupar nidos abandonados, huecos o agujeros. Los edificios, muros y puentes también han servido a esta especie para ocultar sus huevos.

Una vez culminada la instalación, la pata suele forrar el cuenco con plumas propias antes de iniciar la puesta. Este plumón le resulta de la mayor utilidad, ya que cada vez que abandona el nido cubre su contenido con esas plumas, con lo que frecuentemente evita el expolio. La puesta puede constar de hasta 16 unidades, pero por lo general son alrededor de la docena los huevos incubados en exclusiva por la hembra. Para ello invierte aproximadamente un mes. Tras la eclosión, simultánea, ya que la hembra no se echa hasta que no ha completado su puesta, los polluelos abandonan rápidamente su refugio y se dirigen al agua.

La importancia del gesto

Todos los animales, incluso aquellos que sólo pueden ser contemplados a través del microscopio, realizan pautas de conducta. Muchos comunican simplemente sus estados anímicos, pero los más evolucionados llegan a elaborar un verdadero lenguaje, cuajado de significados, con sus propios gestos. Entre estos últimos figuran la mayoría de los patos, objeto preferido de estudio etológico por parte de científicos tan afamados como Konrad Lorenz. Y no es para menos, cuando llegamos a saber que un macho de Anade Real debe, cuando menos, realizar las seis maniobras que escenificamos en el anverso para ser elegido o no por la hembra a quien va dedicado tan espectacular despliegue. Las cinco primeras actitudes se desarrollan siempre en el agua, mientras el pato nada siguiendo trayectorias principalmente circulares. Con ello trata de exhibirse al máximo. La señal de asentamiento por parte de la cortejada consiste en un movimiento de subida y bajada de cabeza: el llamado bombeo. Cuando el galán contempla tal actitud, se coloca como en el apartado 6, postura que, de ser imitada por la hembra, precede a las cópulas. A continuación, los desposados se dirigen a un lugar bien oculto, a veces muy lejos del agua, donde construirán su nido.

Común y adaptable

Al contrario que la mayoría de sus parientes, que precisan amplias zonas húmedas tanto para criar como para invernar, el Ánade Real puede ser observado casi en cualquier parte, incluso en localidades alejadas del agua y medianamente montanas. Su enorme adaptabilidad le ha permitido sobrevivir con la libertad perdida, y, de hecho, todos los patos domésticos del mundo tienen como antepasado a esta bella anátida. También resulta sumamente relevante la amplitud de su distribución geográfica, que se extiende desde las puertas de la misma tundra hasta los confines más septentrionales del Sáhara. A lo que habría que sumar el hecho de que en la mayoría de los países europeos el Ánade Real es el más abundante de los patos. El dimorfismo sexual –norma entre las anátidas- alcanza una de sus más destacadas manifestaciones en el azulón, como popularmente se denomina a esta especie. El macho presenta marcados contrastes con su verde cabeza, pecho pardo y partes ventrales blancas, frente a una hembra que sólo puede ser considerada miembro de la misma especie por el espejuelo, o mancha alar, de color azul. Para completar el policromo aspecto, estas aves tienen el pico amarillo, y las patas, de vivo color naranja. Otro rasgo, el rematar o no la cola con plumas retorcidas hacia arriba, diferencia a los dos sexos. En cuanto a los pollos, hay que fijar la atención en la ceja que marca su faz.

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