Reconocer al Salmón no resulta sencillo, por la concurrencia en las mismas aguas de la llamada trucha marisca, o reo. Por ello hemos incluido entre las ilustraciones los detalles de la cola de los dos salmónidos, pues el menor o mayor grado de escotadura de la aleta caudal permite la diferenciación. También conviene tener en cuenta que el Salmón no siempre presenta el mismo aspecto, ya que en su período de reposo reproductor, cuando se halla en alta mar, su carne es blanca y los machos poseen una boca normal. No ocurre así cuando se inicia el remonte de los impetuosos cursos de agua dulce de cara a la reproducción de la especie. Entonces, los machos desarrollan considerablemente su mandíbula inferior hasta convertirla en una especie de gancho.
Esta modificación morfológica no tiene otro sentido que el contar con un arma eficaz para los violentos combates que van a enfrentar a los machos. Por lo demás, el Salmón es un gran pez plateado con el morro muy apuntado, escaso desarrollo de las aletas y sólo algunas notas negras sobre su librea. En cuanto a la biometría, sabemos que las hembras raramente sobrepasan los 20 kilogramos y el metro de longitud, mientras que los machos pueden llegar a pesar 36 kilogramos, y medir 1,5 metros. La edad media de estos bravos peces se estima en unos cuatro años, pero excepcionalmente alcanzan los diez.
Fases de crecimiento de los salmones
Los dimorfismos resultan especialmente frecuentes entre los invertebrados. Nos referimos, claro, a las diferencias de aspecto que se establecen dentro de una misma especie entre los sexos o las edades. Entre los vertebrados son los peces quienes más frecuentemente presentan casos de dimorfismo según la edad de los individuos. El salmón puede brindarnos un ejemplo sumamente ilustrativo. Los adultos, cuando regresan hasta los tramos altos de los ríos, tras una estancia muy prolongada en el mar, muy poco tienen que ver con ellos mismos cuando abandonaban por primera vez las aguas dulces.
Los huevos de los salmones son translúcidos y permiten contemplar los ojos del futuro alevín. Durante las primeras semanas, los alevines de salmón viven a expensas del saco vitelino que pende de su vientre. Una vez reabsorbidos todos los nutrientes con los que nacieron, los jóvenes salmones crecen lentamente devorando todo lo alimenticio que encuentran en sus ríos, hasta llegar a los 7-8 centímetros, momento en el que sobre su cuerpo aparecen manchas oscuras. Por eso se les llama pintos. Con este aspecto pasarán los dos primeros años de su vida, hasta que inician su descenso por los ríos hacia el mar.
Foto. EL COTO DE PEZCA
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