El final de la época estival y el comienzo del otoño trae consigo uno de los extraordinarios espectáculos que nos brinda la naturaleza: la berrea. Durante unas semanas, los machos del ciervo, en celo, braman para atraer a las hembras y lucen una nueva cuerna, formada entre primavera y verano. Este ritual de apareamiento es básico para la supervivencia de la especie y también es un gran reclamo turístico que proporciona cuantiosos beneficios económicos a muchas localidades rurales.
De hecho, la actividad cinegética, vital para la existencia de la Carne Silvestre, genera un impacto económico de 6.475 millones de euros en nuestro país, lo que supone un 0,3% del PIB nacional y equivale al 13% del PIB generado por el sector agrario, según un informe de la Fundación Artemisan .
El sector de la caza aporta a las arcas públicas 614 millones de euros, de los que un 33% lo conforman las tasas e impuestos abonados directamente por cazadores, rehaleros y gestores de terrenos cinegéticos, lo que supone 201,4 millones de euros. Es decir, por cada euro gastado en el ámbito de la Carne Silvestre, se generan 1,8 euros de contribución al PIB nacional.
La caza es fundamental para la existencia y producción de Carne Silvestre, un subsector que, según los últimos datos oficiales del MAPA , alcanzó las 20.922.143 capturas por un valor de 89.931.973 euros.
Además, el gasto realizado por los distintos agentes relacionados con la actividad cinegética genera unos retornos fiscales de más de 412 millones de euros para la Hacienda Pública en concepto de IS, IRPF e IVA.
Según este mismo informe, el 36% de los titulares de cotos y el 46% de los profesionales que gestionan terrenos cinegéticos en España destinan un total de 233 millones de euros anuales en repoblaciones y otras inversiones de conservación medioambiental y 54 millones de euros en el mantenimiento de accesos, realización de pantanos y cortafuegos, limpieza de las masas forestales y muchas otras mejoras del monte.
Importante contribución sociolaboral
El sector de la caza contribuye al mantenimiento anual de 141.261 empleos directos, indirectos e inducidos, a los que hay que sumar puestos de trabajo directos generados por los titulares de coto y organizadores profesionales de caza, que ascienden a 45.497 empleos, alcanzando un total de 186.758 puestos de trabajo mantenidos anualmente gracias al sector, es decir, un 1% de la población activa.
De estos empleos, el 70% fue a parar a personas con un nivel de estudios primarios y un encaje complejo en el mercado laboral, lo que pone de relevancia la importancia de la actividad cinegética para la generación de empleo entre los colectivos con más dificultades a la hora de encontrar trabajo.
Concretamente, un 81% del personal se ocupó en la fabricación de vehículos de motor, remolques y semirremolques; un 47% en servicios de alojamiento, un 41% en actividades financieras y de seguros, y un 24% en la rama de Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca.