Desde su detección en Kenia en 1921, la Peste Porcina Africana (PPA) es un grave problema sanitario y medio ambiental que aparece esporádicamente pero con efectos devastadores tanto entre cerdos domésticos como en jabalís. La Península ibérica, por el momento, está libre de este virus que hace unos meses fue detectado en Bélgica, pero que puede avanzar unos dos kilómetros al mes.
Aunque el primer caso de PPA detectado fuera de África se ubicó en Portugal en 1957, aún se recuerda que cuatro años después la enfermedad se manifestó en España y su erradicación se produjo casi treinta años después, en 1995, después de haber provocado graves daños en la economía del sector. Se trata de una enfermedad vírica altamente contagiosa y generalmente mortal para la que no existe vacuna.
Para evitar que el virus se extienda y se hagan patentes sus catastróficas consecuencias, tanto Bélgica como Francia están incorporando medidas drásticas para intentar su propagación. El primero de ellos ha optado por sacrificar a todos los jabalís detectados en zonas de alto riesgo, así como cercar las zonas susceptibles de ser focos de la enfermedad, medida esta última que también se ha adoptado en varias áreas de Francia con el objetivo de evitar su llegada a ese territorio.
Además, el Ministerio de Agricultura galo ha decidido subvencionar a los cazadores con hasta 100 euros por cada jabalí abatido en las zonas de riego próximas a Bélgica. Las piezas deberán ser trasladadas con garantías biosanitarias hasta el punto de gestión de los cadáveres. A las medidas para conseguir despoblar esas áreas de jabalís hay que añadir la prohibición de actividades económicas y de ocio de cualquier tipo, con la finalidad de reducir el riesgo de propagación de la enfermedad.
Transmisión del virus
Estas actuaciones están propiciadas por la responsabilidad confirmada del jabalí como principal transmisor de la enfermedad, ya que ante la prohibición absoluta del comercio de cerdos vivos desde los países afectados, los movimientos naturales de los jabalís se presentan como los principales responsables de su propagación. Sin embargo, el comercio ilegal de cerdos vivos o de los productos porcinos, los vehículos contaminados o los fómites transportados por estos, son otros de los posibles elementos implicados en la cadena de transmisión del virus.
Con el objetivo de contribuir a evitar el riesgo de propagación, representantes de la Real Federación Española de Caza se reunieron hace un mes con Beatriz Muñoz Hurtado, subdirectora general de Sanidad e Higiene Animal y Trazabilidad del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), para acordar métodos de prevención, detección y control de la PPA. De hecho, los cazadores constituyen un pilar fundamental para la vigilancia sanitaria de la fauna silvestre y desempeñan un papel clave en la protección de la sanidad de animales domésticos y silvestres.
Recomendaciones de bioseguridad
Entre las recomendaciones de bioseguridad dirigidas a los cazadores destaca la necesidad de comunicar a las autoridades sanitarias, a los agentes medioambientales o a guardas rurales de espacios cinegéticos el hallazgo de jabalís enfermos o muertos. También se debe comunicar la presencia de lesiones extrañas en el exterior o el interior de las piezas y es necesaria una adecuada gestión de los subproductos animales abatidos después de cualquier tipo de cacería.
En el caso de que la cacería se realice fuera del territorio español es necesario evitar el transporte de carne y sus derivados, tanto frescos como curados, por ser capaces de transportar y mantener agentes patógenos como el virus de la PPA. Además, al finalizar la cacería, es necesario lavar y desinfectar la ropa, el calzado y el resto del equipo y eliminar los restos de barro y materia orgánica si el desplazamiento se ha realizado en coche.
En el caso de que un posible brote de PPA llegue a España, la RFEC ha puesto en marcha la creación de “un cuerpo de gestores especializados en el control de poblaciones de jabalí para la extracción inmediata de ejemplares de posibles áreas afectadas por un foco”, según señalan desde el propio organismo federativo.
Además, la RFEC organizó el pasado mes de diciembre junto a la Fundación Artemisan y el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación el ‘I Foro sobre enfermedades de fauna silvestre’, que reunió a expertos en sanidad animal para estudiar tanto la situación de la peste porcina africana como de la tuberculosis y la mixomatosis.
En ese foro dirigido a técnicos en caza y sanidad animal, gestores, cazadores y titulares de cotos se abordaron temas como “la integración sanitaria de animales domésticos y silvestres, las precauciones y el protocolo de actuación frente a la aparición de la peste porcina africana, la tuberculosis y su normativa, y la mixomatosis en liebre ibérica”, según señalan desde la RFEC.
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