EL CORREO.- Están preocupados los cazadores, por no decir cabreados, y razón no les falta. Temen que se les quite lo poco que tienen si el anteproyecto de la Ley Vasca de Caza sale adelante sin considerar sus sugerencias. Menos mal que algunos partidos políticos están templando gaitas para que este parto de los montes vea la luz sin sobresaltos para nadie. Toca pues esperar, aunque no vendría mal que el Partido Socialista moviese también ficha para ayudar a desbloquear esta sinrazón que tiene revueltos como nunca a los cazadores. Una Ley -la actual- por antigua no tiene por qué ser necesariamente mala, máxime cuando el devenir de los años no ha supuesto problemas mayores. Y si no fuese así se supone que una nueva Ley debería cuando menos arreglar los entuertos, pero nunca crear los problemas que ha causado. Un acuerdo es bueno cuando es aceptado por todos. De no ser así, el trato en cuestión no es tal. ¿Cómo va a serlo si esta Ley es la más restrictiva del Estado? No es fácil entenderlo, a no ser que su espíritu pretenda suprimir la caza en Vizcaya, Guipúzcoa y gran parte de Álava. También se queja el presidente de la Federación Alavesa. Si se justifica la distancia de seguridad con los cambios demográficos, comparémosla con la de otras comunidades con una densidad poblacional rural similar y observaremos que las distancias de seguridad se reducen en aquellas a la mitad. Mezclar la caza con los sentimientos o la política no conduce más que al enfrentamiento. El legislador debe estar por encima de estos hechos y de las presiones de esos políticos que a modo de justicieros patrios entienden que apoyar mínimamente a los cazadores es contraproducente electoralmente. Este es un pueblo de cazadores y va a seguir siéndolo, siempre que sigan demostrando respeto y moderación. Y el que no entienda estos principios que se atenga a las consecuencias, porque nadie va a defender lo indefendible. La sociedad está muy sensible al más mínimo incidente y sus motivos tendrán, pero no es bueno desvirtuar la realidad de las cosas. Pero en fin, mientras sí y mientras no, como preveíamos y adelantamos han entrado becadas y zorzales. Las penas con alegría siempre son más llevaderas.