La Asociación Armera ha hecho público, a través de un comunicado, su más absoluto rechazo al proyecto de nuevo Reglamento de Armas, considerando su aprobación como «la tumba del sector» armero, cinegético y del tiro y un «ataque directo a nuestros intereses». Por ello, apelan a la unión de los sectores para así ser capaces de «crear una presión suficientemente fuerte para que las alegaciones de todos tengan cabida», aunque para ello, añaden en el comunicado, hay que «olvidar nuestras diferencias y reclamar nuestro lugar en la sociedad».
Proyecto de Real Decreto por el que se aprueba el Reglamento de Armas
«Los aficionados a la caza y al tiro deportivo así como el colectivo de personas que viven alrededor de estos deportes, llevábamos tiempo pidiendo una reforma del Reglamento de Armas.
Una reforma que equiparara nuestra, en exceso restrictiva legislación, a la media europea y que, sin suponer un menoscabo para la seguridad pública, facilitara la fabricación y distribución de las armas deportivas y de la práctica de la caza y el tiro.
Lo que no esperábamos es que la ansiada reforma viniera a cercenar aun más los derechos de este colectivo.
A los problemas anteriores ahora hay que añadir una veintena más.
Y es que tanto ha querido nuestra administración limitar el uso y el comercio de las armas deportivas que ha llegado a definir como arma blanca hasta los cuchillos de cocina y prohibir su uso en lugares de recreo.
Se han creado situaciones absurdas a tal punto que actualmente el arma más utilizada por los cazadores y tiradores españoles, la semiautomática, pasa a estar prohibida. ¿Cómo piensa arreglar la administración esta situación? ¿Piensa detraer de nuestro ya menguado presupuesto una indemnización para la pérdida pecuniaria que todos estos titulares van a sufrir?
Por no hablar de los propietarios de rifles deportivos o de carabinas que tendrán ahora que deshacerse de las que tengan en exceso.
Pero si los aficionados a este deporte no dan crédito a lo que les viene encima el gremio armero ve su futuro inmediato bastante más negro.
Las medidas de seguridad se han multiplicado por mil y el problema para nuestras empresas no es ya exclusivamente financiero al tener que hacer frente a las abultadas inversiones que la adecuación supondría, sino que para el caso de nuestros fabricantes, es físicamente imposible adoptarlas. Es materialmente imposible establecer un corredor de 5 metros de anchura entre las paredes de los talleres y la valla de 2 metros de altura que hay que levantar alrededor de las fábricas.
Con esta normativa se castiga la fabricación con respecto a la importación de estos productos ya que es mucho más sencillo importar 1000 rifles que fabricar 20.
¿Quién dijo que con cuatro millones y medio de parados teníamos que ponernos manos a la obra para destruir unos cuantos más?
Nos quejábamos de que los trámites para exportar un arma de caza son exactamente los mismos que para exportar un misil y de que se nos niegan licencias de exportación de escopetas a países a los que España vende ingentes cantidades de material de doble uso.
Pobres infelices, no esperábamos que también equipararan las medidas de seguridad de nuestras fábricas a las de la fábricas de armas de guerra. ¡Qué absurdo tan grande!
Me gustaría recordar que nuestras armas artesanas están reconocidas como ???las mejores del mundo???, la calidad de las armas españolas no tiene competencia y nuestras empresas han exportado el made in Spain a todo el mundo.
Esto lo avalan nuestros niveles de exportación que alcanzan el 85 %.
Es muy triste decir que para nuestros empresarios todos estos problemas se solucionarían estableciendo nuestros talleres unos pocos kilómetros más al este, en Francia.
No entendemos a qué se debe este endurecimiento, este querer entorpecer un sector que genera empleo, alrededor de 36.300 puestos de trabajo, que, en su conjunto, factura más de 2.753 millones de euros y, sobre todo, no da problemas.
Para los que no lo saben, España es un paraíso para la caza, miles de cazadores viajan a nuestro país anualmente a cazar pero los inconvenientes que encuentran para viajar con sus armas o utilizar las que aquí les presten los organizadores de cacería son inmensos: autorizaciones, permisos, prórogas, prórogas a las prórogas visitas a las intervenciones…burocracia más propia de un país del tercer mundo que de uno civilizado.
En un momento como el actual, la Administración debería, como mínimo contar con razones para adoptar estas medidas que tan grandes perjuicios económicos van a producir: la realidad es que no se producen robos ni pérdidas de armas ni existe alarma social alguna en torno al uso de armas deportivas».
Hace falta mas union en el sector