La caza es insuficiente para paliar el exceso de poblaciones de jabalíes en Euskadi
El número de ejemplares puede seguir incrementándose ligeramente en Gipuzkoa y Bizkaia, mientras que en Araba el aumento puede ser enorme
J. Zengotitabengoa
“La única forma de conseguir que no aumenten todavía más las poblaciones de jabalíes en Euskadi es compaginando la caza lúdica y la profesional, además de poner impedimentos para que accedan a los alimentos”. Así de tajante se muestra Florencio Markina, doctor en ciencias biológicas, zoólogo y responsable de Aran Servicios Medioambientales, que asegura que las poblaciones de este mamífero que se adapta a todo tipo de hábitats presentan un nivel importante de sobrepoblación.
La gran cantidad de ejemplares existentes en Euskadi, que en varios casos ha supuesto que lleguen a los cascos urbanos de las poblaciones en busca de comida, puede verse incrementada en el futuro ya que las tres provincias de la Comunidad autónoma vasca constituyen “una de las zonas en las que existe una posibilidad de un mayor crecimiento en el Estado español, frente a las zonas del noroeste de España que están en ligero retroceso”, sostiene el especialista en el estudio y gestión de poblaciones de ungulados.
Markina cree que “es posible que las poblaciones en Bizkaia no crezcan mucho más porque han llegado a un punto de saturación, aunque en Gipuzkoa pueden incrementarse algo y las posibilidades de crecimiento en Araba son bestiales porque en ese territorio dispone de mucha más comida”.
Una prueba del incremento de poblaciones en Euskadi está avalada por el número de ejemplares capturados durante la temporada 2017-2018. Markina recuerda que en esa campaña “fueron cazados 1.361 ejemplares en Bizkaia, 1.680 en Gipuzkoa y 3.350 en Araba, mientras que el número de piezas conseguidas en ese último territorio, en 1985, a duras penas llegaba al medio millar”. Apunta también que “en toda Europa se están matando del orden de 10 millones de jabalíes año”.
Incidencia en el ecosistema
Las expectativas indican que las poblaciones todavía pueden crecer más, ya que el incremento está propiciado porque disponen de suficiente alimento y a la contribución de los sistemas modernos de agricultura intensiva, así como al cambio climático. Este último hecho, propiciado por unos inviernos menos rigurosos, resulta fundamental para lograr un mayor porcentaje de supervivencia de las crías en comparación con la de algunas décadas anteriores.
A pesar de que algunos sectores ecologistas y conservacionistas han realizado acciones en contra de la actividad cinegética para paliar la proliferación de cerdos salvajes, Markina defiende los planteamientos y recomendaciones que realizan las autoridades europeas.
Tras señalar que ese tipo de comportamientos responden a “actuaciones inconscientes”, el experto subraya que “el jabalí es un predador cuya actividad afecta al propio ecosistema, porque además de alimentarse de vegetales se nutre también de aves o mamíferos que anidan o crían en el suelo, entre los que se incluyen algunas especies protegidas como el tejón, la garduña o el visón europeo”.
Ante una situación que resulta bastante semejante en el resto de Europa, las autoridades comunitarias optan por dos formas de actuar para evitar que las poblaciones de cerdos salvajes continúen incrementándose. “Además de ponerles difícil el acceso a la comida de la que ahora pueden disponer durante todo el año, es necesaria la actividad de los cazadores. Y no solo de los cazadores que practican esta actividad como afición sino la de los que lo hacen de forma profesional”, subraya Markina.
Indemnizaciones
Aunque el cazador no es el responsable del control de las poblaciones, sino que puede ser un colaborador de las autoridades que deberían costear la presencia de tiradores profesionales o a la hora de establecer medidas para que los jabalíes no accedan a las carreteras, Markina recuerda que “son las cuadrillas que participan en las batidas las que aportan el dinero para abonar las indemnizaciones por los daños provocados por esta especie. En Araba, en 1995, se pagaron 15.000 euros para indemnizar por los daños provocados en explotaciones agrarias, mientras que en 2019 el montante se sitúa en torno a los 100.000 euros”.
A esa cuantía es necesario añadir los gastos ocasionados por los accidentes de tráfico provocados por especies cinegéticas. En el período entre 2014 y 2018, en el 30% de los percances en carretera hubo implicada alguna especie cinegética, y casi la mitad de ellos (el 47%) fueron provocados por jabalíes. En Araba, hay una media de 1,6 accidentes diarios en la carretera en los que está involucrada una especie de caza.
Ante las dudas que genera hasta que punto pueden crecer las poblaciones actuales, el zoólogo recuerda la presencia de enfermedades como la tuberculosis bovina y peste porcina africana, de las que se vale la naturaleza para controlar las sobrepoblaciones. “Aunque en la mitad sur de la península la tuberculosis afecta al 60 o 70% de la población de jabalíes, y en Doñana se sitúa en torno al 80%, el norte se salva de esa situación y, en Araba, el porcentaje de jabalíes afectados se reduce hasta el 2 o el 3%”, señala.
Quizás falte en el texto un dato para ayudar al lector a ponerse en perspectiva y calibrar mejor cómo debe interpretar su contenido, y es que la empresa del autor, ARAN, gestiona numerosos cotos de mayor en Álava, por lo que hay un claro conflicto de intereses cuya existencia es un factor de primera importancia que sé le escamotean al lector no prevenido.