Especialistas y sector cinegético proponen medidas concretas ante el declive de la tórtola común
Han hecho público un manifiesto conjunto para defender sus argumentos ante la posible imposición de una moratoria
J. Zengotitabengoa
La reducción de las capturas de la tórtola común (Streptopelia turtur) en al menos un 50%, tal y como sugiere el Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos (IREC), mediante el establecimiento de un máximo de cuatro días hábiles para su caza que sería similar en todas las comunidades, es una de las medidas propuestas al Gobierno español para hacer frente al declive que afecta a esa especie cinegética.
La proposición realizada por casi una treintena de entidades, entre las que se encuentran la Federación Vasca de Caza y ADECAP-Asociación Para la Defensa del Cazador y Pescador, así como casi una decena de científicos especialistas en gestión y conservación de especies cinegéticas, pretende ser una alternativa a la pretensión gubernamental de catalogar a la tórtola como especie protegida.
La intención del Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) en la de declarar esta especie como ‘vulnerable’, y que está hecha “a la medida de lo que reclamaba SEO Birdlife, que tiene como base poca lógica científica y técnica”, según asegura Luis Fernando Villanueva, director general de la Fundación Artemisan que promueve la gestión y conservación de especies de fauna y flora y el aprovechamiento sostenible de especies cinegéticas.
Aunque reconoce que la tórtola “está pasando por un problema” que se evidencia en la reducción de poblaciones de esta ave, Villanueva sostiene que “las cifras oficiales que se están manejando no son reales porque nadie se cree que en España se cazan 750.000 tórtolas, que es la cifra que el Ministerio tiene encima de la mesa”.
Ante esa situación y el establecimiento de una posible moratoria, entidades y científicos han suscrito un ‘Manifiesto por la conservación de la tórtola común’, en el que reclaman que se tome en consideración el Plan Internacional para la Gestión de la Tórtola promovido por la Unión Europea y finalizado el pasado año.
Tras señalar que las principales causas de su regresión son “la pérdida de hábitat, tanto en las zonas de cría como invernada, junto con niveles de extracción cinegética no sostenibles y en menor medida otros factores”, el plan realiza una decidida apuesta por una gestión cinegética sostenible en aras de lograr la recuperación de la especie.
Otras medidas
Siguiendo las directrices del documento comunitario, el Manifiesto propone diferentes medidas, además de limitar la caza de la tórtola a cuatro días que estarían distribuidos en dos fines de semana consecutivos y posteriores al 20 de agosto.
Entre las iniciativas planteadas se incluye la utilización de métodos para controlar los cupos; el incremento de las inspecciones; así como la necesaria regulación del uso de comederos y siembras para las tórtolas con el objetivo de garantizar que la suplementación alimentaria no suponga un problema de conservación de la especie.
También consideran necesario “potenciar la implementación de las medidas prioritarias de gestión del hábitat para garantizar la disponibilidad de alimento y zonas de nidificación adecuadas” mediante la aplicación de medidas agroambientales para favorecer su reproducción y supervivencia, “además de la identificación de las zonas de especial interés para la especie en su territorio”.
La mejora de “la monitorización de las tórtolas en colaboración con el sector cinegético y otros agentes para determinar el efecto de las medidas de gestión propuestas”, es otro aspecto que entidades cinegéticas y científicos consideran necesario. Con ello se podrán realizar censos por escuchas en la época reproductiva, elaborar una estimación de abundancias relativas en zonas de alimentación y mejorar la adquisición de datos de capturas.
Cese de la gestión
Además de reconocer como prioridad “aumentar la abundancia y disponibilidad de alimento para las tórtolas, una labor y responsabilidad que hasta la fecha recae en cazadores y gestores cinegéticos”, el Plan sugiere también implantar “una moratoria de la caza hasta que no se diseñe un plan de caza adaptativa, cuyo desarrollo está previsto comenzar en los próximos meses y en el que participará el sector cinegético”.
En el manifiesto se recuerda que la vulnerabilidad de la que habla el MITECO ha llevado a este organismo a actuar en base al “principio de cautela” y aunque se señala la caza como un factor de mortalidad directo, recuerdan que “en España existen ejemplos de cómo la veda de una especie sin acompañarse de otras medidas no suele tener claros resultados positivos”. Citan como ejemplo de ello varios casos de especies de anátidas y limícolas cinegéticas, así como la perdiz pardilla ibérica (Perdix perdix hispanienis), además del urogallo cantábrico (Tetrao urogallus cantabricus) y el pirenaico (Tetrao urogallus aquitanicus).
Villanueva recuerda también que la moratoria es una medida que ya se implantó “en el Reino Unido con escaso éxito, ya que la tórtola va a menos” en aquel país. Aunque el propio Plan señala a cazadores y gestores cinegéticos como responsables de su recuperación, Villanueva cree que “si se va a dejar de cazar también se va a dejar de gestionar, lo que implica que habrá un descenso importante de sus poblaciones y porque su reproducción será muchísimo menor”.