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Los ríos de Gipuzkoa continúan recuperando su fauna a pesar de algún vertido ocasional

Los ríos de Gipuzkoa continúan recuperando su fauna a pesar de algún vertido ocasional

Los ríos de Gipuzkoa continúan recuperando su fauna a pesar de algún vertido ocasional

Los cauces de la provincia y los pantanos de Araba se mantiene como los principales espacios para la práctica de la pesca

J. Zengotitabengoa
Una vez concluida la temporada de pesca en Gipuzkoa, el 31 de julio para los ríos con pesca libre y el 30 de septiembre para los pantanos, toca hacer balance de una campaña piscícola que se prolonga en los diferentes cotos existentes en la provincia. Al cierre, los resultados “son esperanzadores porque se están recuperando los cauces, aunque desgraciadamente continúan produciéndose vertidos que tienen fatales consecuencias”, según señala el aficionado eibartarra Asier Laskurain.

Para este aficionado la temporada “ha ido bien, porque hemos disfrutado de las truchas y he hemos devuelto al río todas las que hemos cogido”, recuerda para señalar que la pesca sin muerte se mantiene en la mayor parte de los cauces de Gipuzkoa.

Aunque la fauna de los ríos de la provincia se regenera poco a poco sin tener que recurrir a repoblaciones, una medida consensuada entre la Diputación y la Federación Guipuzkoana de Pesca, esa actuación propicia una actividad que “resulta más deportiva y menos extractiva”, según reconocía el presidente de ese organismo, Martín Lasa.

El período de veda que se mantendrá hasta el próximo 1 de abril cuando arranque la nueva campaña también contribuye en la lenta pero continuada recuperación de la vida de los ríos, aunque esa situación encuentra serios contratiempos con los vertidos accidentales o los que se producen voluntariamente.

Laskurain recuerda el percance que se produjo el mes de agosto al derramarse de forma involuntaria al río Aramaio, a la altura de Arrasate, una gran cantidad de sosa cáustica que aniquiló la vida del cauce. A este percance hay que añadir “los que se producen cada verano de forma voluntaria, cuando las empresas aprovechan las vacaciones para vaciar sus depósitos directamente al río, con fatales consecuencias, o el ocurrido recientemente en el Deba”, recuera el aficionado eibartarra.

Pesca intensiva

Esta situación no cambiará, en opinión del aficionado eibartarra, “si a las empresas les resulta más económico pagar una multa que instalar una depuradora”. Recuerda, además, que los vertidos “no solo aniquilan la fauna piscícola sino que acaban con todos los invertebrados que son la base de la alimentación de truchas, loinas, eskallus y el resto de las especies”.

Así y todo, quienes deseen continuar practicando esta afición en zonas de Gipuzkoa pueden acercarse a las áreas acotadas para la pesca intensiva de los ríos Araxes y Leitzaran, ya que la pesca sin muerte en las zonas delimitadas de ambos cauces está abierta a diario entre el 1 de octubre y el 1 de abril, de 8 de la mañana a 6 de la tarde. También se pueden practicar la pesca de barbos, loinas y otros ciprínidos en las zonas bajas de los ríos, es decir, las que están más cercanas al mar.

La situación en las masas de agua Araba resulta relativamente aceptable porque en los pantanos existentes en la provincia “hay pesca” y todavía se puede sacar “alguna trucha, algún black bass…”. Esa situación, sin embargo, contrasta con la de hace un par de décadas “cuando había truchas de cinco y seis kilos”, señala el pescador y responsable del establecimiento Black Mass Pesca, Iván Cantabrana.

Aunque cada vez resulte más complicado pescar especies que están sometidas a la normativa de captura y suelta “porque van aprendiendo”, durante los últimos años se ha señalado al lucio europeo (Esox Lucius) como responsable de la reducción de algunas especies en los pantanos de Araba. Cantabrana cree en cambio que fue la gran presión ejercida por los propios pescadores la que esquilmó gran parte de las zonas de pesca.

Normativa obsoleta

“Es cierto que el lucio fue introducido aquí hace unos 28 años, en el primer lugar en el pantano de Albina por un miembro de la antigua ICONA, no se si de manera legal o ilegal; luego pasó al embalse de Legutiano y posteriormente al resto de masas de agua que tenemos en Araba”, apunta Cantabrana. Sostienen, además, que “en otras zonas de Europa el lucio cohabita con la trucha sin mayores problemas”.

Aunque este aficionado reconoce que “lo romántico sería que hubiese las mismas especies que hace 100 años” sostiene que “eso es imposible, porque las masas de agua se han modificado. Los cauces de los ríos vienen cada vez más bajos, se producen vertidos…”. Cree Cantabrana que “si queremos que vuelva a haber truchas, lo primero que habría que hacer sería tirar las paredes de los pantanos para que puedan recuperar sus hábitats naturales, sus zonas de cría…”.

El mayor problema para los aficionados a la pesca en Araba radica, sin ninguna duda, “en una legislación que resulta incomprensible y que debe actualizarse y adecuarse a la realidad existente. Realmente la gente está dejando de pescar porque, por simplificar, un día puede pescar con un anzuelo, otro día con otro… Nosotros estamos luchando porque las masas de agua sean zonas recreativas, pero lo que ocurre es que si hay una especia alóctona, muchas de las cuales están consideradas como invasoras, la Ley no permite pescarlas, como es el caso de la carpa, que lleva aquí más de 1.000 años”.

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