Avanzado febrero llega el parón obligado para todos los cazadores, que en estas fechas deberán recoger y guardar en óptima condiciones todos los pertrechos que han utilizado durante la ya acabada temporada. Dos serán los principales factores a mimar; las armas deportivas utilizadas y nuestro más fiel auxiliar, el perro, al que dedicaremos líneas expresas para afrontar los largos meses venideros que restan hasta el verano.
En cuanto a las escopetas, éste es el mejor momento para realizar una limpieza a fondo y una posterior revisión para comprobar que todo funciona correctamente. A primera vista se comprobará que todo está bien, que no hay desgastes ni golpes que puedan complicar su funcionamiento. Seguido tocará realizar una buena limpieza y engrasado del arma para evitar daños. Empezaremos por los cañones, siguiendo por los mecanismos de funcionamiento y finalmente con las maderas, engrasando el conjunto, sin abusar, antes de ser guardado. Para los cañones, aceite disolvente para los restos de pólvora, un buen aceite lubricante y gratas de latón, cepillo y luego repaso con grata o un trapo de algodón en aceite limpio. En cuanto a los mecanismos, la máxima en este proceso siempre pasa por llegar hasta donde uno sepa hacerlo razonablemente bien. En caso de la mínima duda, acudir al armero de confianza, profesional que revisará a fondo los mecanismos y determinará si resulta preciso sustituir alguna pieza.
DESGASTE. Salvo golpes provocados por caídas o descuidos, las piezas de escopeta que más se resienten tras los cañones son los seguros, los mecanismos de extracción y las agujas percutoras, sin olvidarse de muelles y fiadores. En semiautomáticas, los muelles, válvulas y pistones también merecen un repaso expreso, además del cajón de mecanismos interno, e incluso los fiadores que le sujetan a la carcasa.
En paralelas y superpuestas, las de caja o pletina larga suelen ser más fáciles de desmontar y de verificar su estado, mientras que las de media pletina ofrecen bastante más complejidad y muchas veces la dedicación de un profesional. Cuidado con los ???artistas??? del destornillador, cuyo paso inadecuado por los tornillos estropearán el fino acabado de elegantes escopetas de origen eibarrés.
En cuanto a los rifles, el proceso de limpieza y revisión es similar, teniendo máximo cuidado en la limpieza del cañón, para retirar los restos metálicos de las balas sin dañar la estría interior. Si en los cerrojos y monotiros la tarea resultará más fácil, los semiautomáticos pueden requerir la visita al armero, quien a su vez echará un vistazo al conjunto. No complicarse en exceso vuelve a ser la máxima aquí de nuevo.
ACABADO. Para el acabado final, cada vez hay en el mercado más excelentes productos de conservación, limpieza y mantenimiento para metales y maderas que cuidarán de nuestras escopetas y rifles. Una gota de aceite, no un baño, en las zonas de roce, como los laterales del engarce de cañones con la báscula en las superpuestas, y pasar un paño empapado en aceite dará mayor vida útil a la escopeta, que a poder ser se guardará en algún maletín plástico o similar para evitar problemas con fundas de tela o lona que quizá no estén del todo secas. Por seguridad, mejor dejar alguna pieza fundamental alejada de la escopeta, en otra parte segura del domicilio, para que no pueda ser utilizada por propios y menos por extraños. Los rifles seguirán viviendo en su armero homologado obligatorio, donde mejor si se les acompaña de las escopetas para prevenir riesgos con amigos de lo ajeno.
Aunque lo ideal sería, de vez en cuando, practicar con la escopeta o rifle en los cada vez menos campos de tiro de que disponemos, con la licencia pertinente. Y así seguro que se hace menos larga la veda.
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