La pesca de ciprínidos en embalses atrae a un número creciente de aficionados
Quienes practican esta modalidad aceptan con resignación la obligación de sacrificar las capturas de especies consideradas invasoras
La convivencia en embalses de peces autóctonos con otros que han sido introducidos de forma artificial da lugar a la práctica piscícola de forma diferenciada. En Euskadi y en otras zonas del Estado español, los primeros se incluyen en la modalidad de pesca sin muerte, mientras que los segundo, por ley, deben de ser sacrificados.
Especies como barbos, carpas y tencas comparten y conviven en un mismo medio natural con carpas, percas, lucios, lucio-percas y siluros, en algunos casos en un difícil equilibrio. Hoy en día la pesca sin muerte se impone mayoritariamente entre los aficionados “porque la mayor parte de estas especies no tiene un gran valor gastronómico, si exceptuamos el caso del lucio-perca, mientras que la carpa tiene muchas espinas, el barbo no resulta agradable…”, señala el pescador palentino Javier Calvo.
Aunque tanto Calvo como el gasteiztarra Iván Cantabrana, que regenta el establecimiento especializado Black Mass Pesca, consideran que “toda la pesca debería ser sin muerte porque cuantos menos peces haya será peor para nosotros”, ambos acatan la normativa de sacrificar aquellas capturas de especies consideradas invasoras.
Es precisamente en lo que toca a la captura de las variedades exóticas donde radica el problema. “El siluro, por ejemplo, está claro que debería ser sacrificado porque es el macho alfa y se lo come todo, aunque hay algunos embalses en España en lo que convive con otras especies”, señala Calvo.
Niveles aceptables
Sin embargo, “hay otras especies que han sido incluidas en el listado de especies alóctonas, aunque para nosotros ya se consideraban como autóctonas porque llevan aquí más de treinta años, como es el caso del black bass, la trucha arcoíris, el lucio o la carpa”, apunta Cantabrana. Todas estas especies pueden ser pescadas, pero “la normativa exige que sean sacrificadas, mientras que la pesca de la perca europea o del lucio-perca es ilegal pero si se captura algún ejemplar de manera accidental el sacrificio es obligatorio”, recuerda el pescador gasteiztarra.
Aunque los embalses de Euskadi presentan un nivel aceptable de especies y de número de ejemplares, Calvo apunta que “en el caso de la tenca, que se trata de un ciprínido que desde hace un par de años está considerado como especie autóctona, se encuentra en franco retroceso a pesar de haber sido incluida entre los de pesca sin muerte”.
Para practicar la pesca de ciprínidos en embalses se puede recurrir a diferentes técnicas como la inglesa, coup o enchufable, feeder, carpfishing, aunque también hay aficionados que se decantan por las modalidades de a mosca y spinning, según detalla Calvo.
Además, en el embalse de Ullibarri-Ganboa es posible practicar la pesca desde kayaks, donde Cantabrana cuenta con una empresa de alquiler de estas embarcaciones que “permiten a los aficionados alejarse de la orilla para intentar llegar a donde están los peces”, valiéndose para ello “del único medio ecológico y permitido para para acceder al agua. Desde que empezó la pandemia hemos comprobado que hay mucha gente que se ha empezado a practicar deportes al aire libre y en el caso de la pesca el embalse de Ullibarri proporciona un entorno idílico para su práctica”, asegura.