Los cazadores castellano leoneses realizan acopio de lo vivido en la temporada 2011-2012 haciendo un balance en el que la Federación de Caza cataloga como «discreta» la campaña de menor e «irregular» la de caza mayor.
En una nota, informan de cómo ha ido la pasada campaña, además de reivindicar que ésta ha sido una temporada de sobresaltos para los cazadores.
«Seguramente esta será una temporada que, transcurrido el tiempo, no pasará a la historia cinegética por ninguna circunstancia singular que la distinga de otras, como la de los envenenamientos de la liebre, la de las apariciones de las epidemias en los conejos, la de la catástrofe en la cría de la perdiz, etc. Pero será sin duda una campaña, la 2011- 2012, que quedará señalada de forma negativa en la memoria cinegética de todos los que amamos este deporte, ya que hemos estado a punto de sufrir las consecuencias de lo que en su día definimos como mala fe de unos y negligencia de otros.
No debemos ni podemos olvidar por varias razones; primero, porque es necesario desenmascarar de una vez por todas al grupo ecologista culpable de esta situación, quien, sin pensar en los intereses generales de todos, no sólo de los cazadores, utilizó la vía judicial pudiendo hacerlo en los foros adecuados. Segundo, a la Junta de Castilla y León por su dejadez en la tramitación administrativa y, sobre todo y más importante, para que no vuelva a ocurrir. La mayoría de los cazadores, que como es lógico no están involucrados en la gestión federativa, desconocen lo cerca que hemos estado de perder esta temporada, con lo que hubiera supuesto para la Comunidad a nivel fundamentalmente económico; ya no hablemos de la consecuencia directa para los aficionados. Menos mal que la Consejería de Medio Ambiente al final lo ha entendido así y enmendó su error con medidas sin precedentes en cualquier área de gestión autonómica de nuestra Comunidad.
En la faceta puramente cinegética, en cuanto a la caza menor, la pasada temporada en Castilla y León, recientemente finalizada, ha sido bastante homogénea (salvo en montaña) en toda la comunidad, a pesar de su extensión y variedad de biotopos, con independencia de peculiaridades puntuales de algún coto o zona concreta consecuencia de una buena gestión o un hábitat muy particular.
La temporada de perdiz se aventuraba muy buena por la excelente cría que se presumía por las lluvias de primavera y la situación del campo, pero la extrema sequía estival diezmó las polladas por las razones de siempre, falta de proteínas que aportan los insectos para los perdigones, mayores y más peligrosos desplazamientos donde beber, mala cobertura vegetal ante los predadores y, sobre todo, cosechas anticipadas que destruyeron nidos y pollos. La campaña ha sido mejor que la pasada pero solamente regular.
Datos que confirman esta afirmación para la mayoría de los llanos que conforman la orografía de Castilla y León, vienen dados por la excelente temporada de cría (incluso hasta dos puestas) y densidades durante la caza, en las zonas de sierra de nuestra comunidad donde como es lógico la falta de lluvias no supone ningún problema para la puesta y desarrollo de los pollos.
En relación a la liebre y, como se presume de una especie tan agradecida, va recuperando poco a poco sus poblaciones tras el envenenamiento por la plaga de topillos.
El conejo, como desde hace ya años, grandes densidades incluso plagas en algunos cotos y en otros limítrofes, a veces sin ninguna circunstancia concreta a la que podamos atribuir una explicación, desaparecidos. En general bien hasta que aparecen los brotes de mixomatosis y NHV.
Los pasos de palomas torcaces en Salamanca han sido buenos y temporada normal en cuanto a tórtolas, becadas, etc.
En cuanto a la caza mayor, la temporada de jabalí se viene desarrollando de forma irregular con monterías que han obtenido excelentes resultados y otras muy discretos o nulos. Quizás la explicación esté en la gestión del monte, porque todos sabemos que es una especie que cazada con un mínimo rigor ofrece excelentes resultados cinegéticos.
El corzo, irregular su caza por el aspecto climatológico, pero excelentes densidades.
La berrea del ciervo prácticamente no ha existido en varias provincias por el excesivo calor, aunque las densidades siguen aumentando.
La caza menor está muy ligada a la climatología y, lamentablemente, desde hace ya mucho tiempo, las condiciones de falta de lluvia en primavera y verano vienen haciendo estragos en las poblaciones cinegéticas, fundamentalmente de perdices. Aparentemente no nos queda más que «mimar» a nuestra especie reina y dejar de cazarla casi como lo estamos haciendo y esperar que por fin vengan años que ofrezcan las satisfacciones que, temporada tras temporada, se nos vienen negando a los cazadores».