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Dime que perro tienes y te diré que cazador eres

Dime que perro tienes y te diré que cazador eres

Una vez que la caza dejó de ser su ocupación exclusiva, el hombre amplió sus actividades con la pesca, el pastoreo y el cultivo de la tierra, cuyos productos formaron la base de su alimentación. El perro, en es nueva fase de su evolución, cambió de fisonomía para adaptarse a nuevas funciones. Sin embargo, el actual perro de caza no es juguete ni una mascota para acariciar sino que resume el espíritu de la cacería, la tristeza y la alegría en el monte y otros sentimientos que ni siquiera percibe su dueño. Estos misterios tienen su explicación si nos paramos a analizar las cualidades del perro, entre las que destaca el olfato. La estructura del cerebro canino tiene 40 veces más de células olfativas que el cerebro humano. Por eso su capacidad de percepción es inimaginable para nosotros. Cuando un perro aúlla de muerte, alguien próximo muere. Se puede interpretar como una coincidencia, pero es una realidad. ¿Cómo puede saber que ha dejado de existir? Sencillamente porque lo huele, porque ha olfateado los cambios bioquímicos que se producen en el cuerpo humano a la hora de la muerte. El perro es capaz de captar la adrenalina que corre por nuestro cuerpo en un momento de miedo o irritación. Por eso, al notar el miedo en una persona reacciona con agresividad. Como los efluvios de adrenalina van acompañados de persecución y muerte en su cerebro se produce una asociación con la persecución de una pieza de caza mayor en el monte. Hay especies caninas para cada modalidad de caza, y aun dentro de éstas, hay variedades que reúnen mejores condiciones que éstas. Por eso se he necesaria una selección concienzuda. No disponer del perro adecuado o exigirle por encima de sus límites es una excusa para desprestigiarle, a pesar de que no tenga la culpa de la incapacidad del dueño.

Muchas veces conviene cantarle las verdades a algunos cazadores por no reconocer por ejemplo que ya no tienen condiciones físicas. No se debe generalizar y clasificar los perros con relación a la edad de los cazadores. En unos y otros hay excepciones que desbaratarían cualquier afirmación tajante. Pero a veces una clasificación puede servir de base para elegir un perro. Setters, pointers y bretones para cazadores jóvenes, perdigueros para maduros y pachones para veteranos. Estos emparejamientos dan sus mejores resultados en la caza de la perdiz, aunque hay
cazadores de 25 años a quienes más que un pachón les vendría bien una tortuga, y cazadores de 60 y más años a los que un pointer les va como anillo al dedo. Para la becada quizás se invierten los términos. El cazador veterano precisaría un perro que mueva más monte; y al tragamillas, con juventud y afición le valdría cualquiera, pues lo que no revise él lo hará el perro.

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Redacción periódico digital Desveda #caza #pesca #tirodeportivo #rural #naturaleza

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