Julio, mes clave para cazar un buen trofeo de machos de esta especie, generalmente por sorteo entre los socios de un coto
Cada vez mas cazadores se van aficionando a la caza de machos de corzo a rececho, utilizando para ello generalmente por sorteo entre los socios de los acotados, los precintos que no se han utilizado durante la temporada hábil de batidas de caza mayor.
Su caza a rececho está permitida desde el 1 de abril hasta el 31 de julio todos los días, los ejemplares machos asignados en el cupo del POC. Para su realización, los cazadores que la quieran practicar deberán avisar con 24 horas de antelación al Guarderío de la Demarcación, indicando el número del brazalete a emplear. Quedan exentos de esta obligación aquellos cotos que dispongan de un guarda de caza quien coordinará dicha actividad con el Guarderío de Medio Ambiente y llevará control diario de los cazadores que realicen los recechos y el número de precinto empleado durante esas jornadas cinegéticas. Hay que recordar que los resguardos de los brazaletes utilizados y los brazaletes no utilizados, deberán entregarse en las oficinas del Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local, antes del 1 de septiembre de 2021.
A principios de abril, con muy poca comida dentro el monte después de un duro invierno, es más fácil observar grupos tanto de machos como hembras en los claros y en los campos de cultivo que empiezan a nacer. En esta época los machos ya están marcando los territorios donde meses más adelante cortejaran a las hembras para cubrirlas, siendo unas fechas en la que se produce el desperdigamiento de los jóvenes machos de años anteriores que son perseguidos y echados de los territorios donde nacieron por los machos adultos dominantes, que a partir de entonces se dedicaran a marcar sus zonas donde no dejaran entrar otros machos que puedan competir con ellos en la monta de las hembras cuando comienza el celo en los meses de julio y agosto.
Conforme avanza mayo, y sobre todo junio, su caza se dificulta en grado extremo, pareciendo que se los «traga el bosque», meneándose lo menos posible y estando encamados la mayor parte del día, saliendo prácticamente de noche a comer, La dificultad de verlos es todavía mayor, ya que en el interior de las espesuras hay cada vez más comida, no necesitando por ello salir a terrenos despejados. El cazador que consigue la pieza deseada en esta época suele ser dificultando con ello la caza del ejemplar que por su calidad de cuerna el cazador haya elegido el intentar cazar.
Sin embargo, conforme va transcurriendo el mes de julio, el cazador vuelve a tener más oportunidades para cazar ese corzo soñado que tantos y tantos días de esperas y fracasos le ha hecho pasar, ya que al acercarse el periodo de celo de estos cérvidos el comportamiento de los machos varía ostensiblemente al del resto de la primavera al podérseles ver persiguiéndose durante todas las horas del día, ocasionando que los mejores ejemplares sean mucho más fáciles de ver al moverse por las zonas querenciosas persiguiendo a las hembras que en esta época están altas y susceptibles de ser cubiertas.
Al contrario de los breves periodos que podemos verlos en meses anteriores, limitados exclusivamente al amanecer o a última hora de la tarde, con el celo en su apogeo se les puede ver a todas horas del día en persecución de las hembras que pretenden cubrir, o también muy frecuentemente persiguiendo a otro macho de menor entidad que se haya atrevido con el mismo propósito de entrar en su territorio que lleva meses guardando, dando más oportunidades al cazador para abatir el soñado trofeo de corzo que lleva meses buscando.
SELECCION DE LOS EJEMPLARES ¿De qué forma se suelen ocasionar las oportunidades de poder disfrutar de un buen lance?: Si bien en meses anteriores generalmente la oportunidad de hacernos con un buen ejemplar es producto de un rececho realizado de forma pausada tras un laborioso acercamiento y tras unas horas de espera en los lugares más querenciosos donde salen a comer, durante la temporada de celo no es nada extraño que estando en un lugar donde dominemos una buena zona, de repente y de forma sorpresiva nos encontremos enfrente con una hembra perseguida por un encelado macho que la persiga a gran velocidad, con la dificultada que ello puede suponer para colocar en el sitio exacto el disparo del ejemplar que hayamos elegido cazar, siendo muy importante la tranquilidad y el apoyo estable del arma para no fracasar en el intento. Por algo al duende del bosque se le llama también el traga balas».
El hecho de cazar un buen ejemplar en una zona no conlleva que esta se quede sin ese buen macho que hayamos elegido para que pueda cubrir a las hembras de la zona, ya que enseguida otro ejemplar, seguramente de menor entidad aprovechará para ocupar el puesto del rey depuesto, siendo por ello de interés que en esta época no hay que aprovechar más que algunas de las autorizaciones, eliminando únicamente algunos de los mejores ejemplares que haya en nuestor coto, cazando también en los meses anteriores otros selectivos o defectuosos para conseguir que sigamos teniendo una población equilibrada, con las mejores características genéticas posibles y con todo tipo de edades, tanto de machos como de hembras, con el fin de que la ratio de sexos se acerque los máximo posible a un 50%.
Por cierto, recordar a los aficionados que vayan a cazar esta especie en el mes de Julio que está permitido en el transcurso del rececho disparar a los zorros que pueda ver, algo que es fácil en las horas de madrugada y ultimas horas de la tarde que se lleva a cabo esta modalidad, por lo que pueden realizar una buena labor eliminando excedentes de zorros que en esta época buscan los nidos de perdices y perdiganas causando daños en la fauna del coto.
Fuente. noticiasdenavarra.com