Como era previsible después de los últimos movimientos migratorios de las codornices la apertura en general ha sido mala. Al parecer las altas temperaturas tampoco acompañaron y es posible que gran parte de las muchas que entraron en marzo estén a día de hoy a la altura de San Petersburgo donde la temperatura es más gratificante y el sustento no les falta. Cierto es que algunas zonas se han librado de la quema con perchas que alcanzaron el cupo, así como otros que, a base de constancia, buenos perros y conocimientos de la zona en cuestión salieron satisfechos. Salvo estos casos puntuales, en general, mal tirando a peor. No quiere esto decir que las codornices estén en regresión ni mucho menos, simplemente que por una serie de circunstancias han cambiado sus movimientos migratorios. De hecho, a finales de octubre son muchas las que en Rusia, Estonia, Letonia, Macedonia y Rumania campan por sus rehales sin que cazador alguno les moleste. Puede también que el cambio climático y el hecho de que las cosechadoras entran en las piezas de cereal más tarde que en España les haga desplazarse hacia esos países. Preocupa también, como no, la presencia de lobos en el pirineo aragonés. En menos de un mes, cuatro han sido los ataques, el último en Arrés, donde mataron 20 ovejas y otras muchas se desperdigaron por los montes, con consecuencias nefastas a la hora de los partos. Un sin vivir para los pastores. Pronto colonizarán el Pirineo navarro y así sucesivamente, hasta que los pastores digan basta ya, que lo dirán. No es justo que unos pocos estén pagando con su esfuerzo y dinero los caprichos de una ministra y su séquito de animalistas. Señora ministra si es usted tan amante de los animales como dice ser públicamente, permítales a los cazadores que pongan un poco de orden donde los lobos campan por sus rehales. Además, que yo sepa las ovejas también son animales y no merecen una muerte tan cruel.