Tras la denuncia hecha pública por ACCA la pasada semana, ahora es la Federación Alavesa de Caza, a través de su presidente, Enrique Mellado, el que alerta que ya son «varias las Sociedades o Clubs de Cazadores los que nos asvierten de que, sin llegar a concluir los contratos de arrendamiento, su economía es tan precaria, que no encuentran otra posibilidad que la de anular su contrato con su Junta Administrativa o Ayuntamiento, léanse Cotos de Zigoitia, Orbiso, etc., dado que no es posible continuar, ni triplicando las cuotas de sus asociados».
En una nota de prensa enviada a los medios, Enrique Mellado alega lo siguiente:
«Ejemplo de lo que apuntamos es la comparación con otros acotados de superficie similar a los nuestros e incluso, con mayor número de especies, como el ciervo y/o la perdiz roja, en la Sierra de la Culebra (Zamora), donde los socios locales abonan anualmente 60 ??? mientras que en Araba, serán pocos los socios de Cotos, que abonen cuotas inferiores a los 300 ???.
En este sentido cabe hacer una reflexión del camino recorrido hasta la situación actual:
1º Señalar que la filosofía utilizada para la conservación de las especies se concitó con la creación de los Cotos de Caza, en la que los cazadores locales son parte fundamental de la gestión.
2º Consecuentemente con esta idea nació en 1991 la Asociación de Cotos de Caza de Álava en siglas ACCA, y posteriormente, surge otra organización paralela, EHIZA. En la actualidad dentro de ACCA se integran 103 Cotos y en EHIZA, otros 40 aproximadamente.
3º Con el devenir del tiempo la Diputación se ha ido desmarcando de todos aquellos temas que, con anterioridad a la creación de los Cotos de Caza, venía asumiendo, tales como los daños a la agricultura y los siniestros en carreteras. Si bien en un primer momento, y tras la creación de ACCA, tomó un papel de garante del recurso, depositando toda su confianza en el hacer de los Cotos de Caza, sobre todo en los dos últimos años, ha retomado su perfil más autoritario e intervencionista en materia de la conservación de los recursos cinegéticos naturales.
4º En estos últimos años, se vacía totalmente de contenido la gestión cinegética efectuada por los Cotos y se interviene, sin ninguna opción u opinión, sobre cupos, especies, fechas, e in extremis, se autorizan actuaciones especiales cuando ya los daños provocados por las especies cinegéticas se han materializado en lugar de permitir que los Cotos y sus Asociaciones realicen actuaciones preventivas en materia de daños a la agricultura o siniestros en carretera. Más grave aún, se cercenan materias y competencias depositadas durante más de 20 años en las Asociaciones de los Cotos sobre estudios y planes cinegéticos (básicamente sobre dos especies emblemáticas en el territorio: el corzo y el jabalí), se hacen nulos esfuerzos por corregir la situación de otras especies autóctonas en peligro de extinción, como la perdiz roja o la liebre, rechazando todo este trabajo y experiencia adquirido durante tanto tiempo por las Asociaciones.
La Diputación, ahora, ha depositado su confianza en otra empresa, con subvención claro está, que sin actuación ni experiencia previa en Álava sobre las especies en cuestión, ha asignado cupos sin un criterio, y todo ello, con el visto bueno de los técnicos del Servicio de Montes de la Diputación Foral, tras haber propiciado un incremento de las poblaciones tras dos años de prórroga de los Planes de Gestión con tal de apartar de la ordenación a los cazadores. El resultado esta ahí, un exagerado e irracional incremento de las poblaciones de corzos y jabalís, propiciando que los Cotos se vean imposibilitados de responder a cuantiosos importes en indemnizaciones por daños y siniestros de carretera.
5º Las Compañías de Seguros para responder ante este aumento de la siniestralidad lo que hacen es aumentar el precio de las pólizas de RC, negándose además, a suscribir pólizas que cubran los daños en la agricultura. La indefensión es total.
6º La sucesión de despropósitos auspiciados por la Institución Foral en materia de gestión cinegética en los últimos años, y su constante preocupación por elevar los arrendamientos de los Cotos (dinero que así no tiene que poner ella para financiar los Concejos) ha provocado que las Sociedades adjudicatarias de los Cotos, en un breve lapso de tiempo, se van a ver abocadas al abandono o renuncia de los mismos.
Pero ¿qué va a pasar cuando los Cotos de Caza se disuelvan? El hecho de que queden libres la mayoría de los terrenos, para los cazadores alaveses quizás sea la mejor opción. Álava pasaría a ser como los territorios de Bizkaia y Gipuzkoa, cuyos aficionados cazan en terrenos libres sin pagar siniestros de carreteras, daños en la agricultura , guardas, arrendamientos , franquicias etc., es decir, sin tener ninguna responsabilidad derivada de las especies cinegéticas; eso sí, campeando por libre, desorganizadamente, y dejando como un erial el territorio. Seguramente esto supondría, en pocos años, la desaparición de muchas de las especies cinegéticas autóctonas, por las que hasta ahora tanto hemos luchado para preservarlas, con mucho esfuerzo económico, dedicación e ilusión.
Hacemos responsable a la Institución Foral alavesa de las consecuencias que se puedan derivar de su negligente actuación en los últimos años, obligando, de facto, a las Sociedades de Cazadores a una inminente disolución, renuncia y abandono de los Cotos de Caza en Araba.
Lo más grave de todo esto, es que no es una hipótesis de futuro, sino que puede suceder, de forma ineludible, antes del 12 de mayo para la mayoría de los cotos alaveses, ya que es la fecha en la cual, de no renovarse la póliza del seguro que cubre los siniestros en carreteras provocados por las especies cinegéticas, ninguna Sociedad va a atreverse a mantener el contrato de arrendamiento sin estar cubiertos ante una posible eventualidad.
Advertir, además, que declarada la renuncia, ningún Presidente de coto o Sociedad de Cazadores va a responder de los daños agrícolas producidos por las especies de caza o de un siniestro en carretera por atropello de algún animal. Si además, en ausencia de cotos, la fatalidad -¡que ojalá no ocurra nunca!- llevara como consecuencia la muerte o invalidez de alguna persona, la responsabilidad recaería según la jurisprudencia establecida por la Audiencia Provincial de Álava, en los Ayuntamientos, Juntas Administrativas o sobre el propietario de la finca de donde haya salido el animal causante del siniestro.
Desde la Federación Alavesa de Caza, observamos con estupor el futuro cinegético del territorio de Araba, pasando de ser una actividad social y económica al alcance de cualquier ciudadano que pueda tener esta afición, y cuyo principal interés es cuidar lo suyo e invertir en lo suyo, a una de carácter feudal o de aquel que disponga de tiempo y dinero, pero sin ningún interés de conservación ni apego por la tierra».