El director de la Fundación para el Estudio y la Defensa de la Naturaleza y la Caza, (FEDENCA), José Luis Garrido ha elaborado un estudio en el que se estima que la caza genera unos tres mil seiscientos treinta y seis millones de euros (3.636 millones de ???), que son abonados por los ochocientos mil cazadores cada año, a razón de unos 4.500 euros de media por cazador. Además, añade que esta actividad mantiene 54.000 puestos de trabajo cada año, precisamente en las zonas más deprimidas.
La Fundación Fedenca, a través de una nota de prensa, recuerda que «la caza es una actividad reglada cuya necesidad para la sociedad es un hecho irrefutable, pero no por motivos económicos. La caza que nosotros preconizamos -racional, deportiva, ética y sostenible- es una actividad imprescindible para el equilibrio de los ecosistemas y la recuperación de la fauna silvestre más sensible; para el control poblacional y la remisión de daños a las personas, a la ganadería, a la agricultura y a las cosas, así como para mantener los valores silvestres de la bravura y seleccionar a los especímenes mejor dotados de una población cinegética???.
Más adelante indican que con este estudio no buscan argumentar lo recomendable que es la actividad cinegética por el dinero que induce, «ya que no consideramos que sea el atributo de mayor enjundia de la caza, aunque sí reconocemos que es un aspecto a valorar y conocer, especialmente en momentos como este, tan sensibles para la economía familiar». Y recuerdan que gracias a la actividad llevada a cabo por los cazadores se ha podido controlar la población de jabalíes, lo que implica, por cosiguiente, una mejora en la agricultura, en la situación sanitaria del ganado porcino o en los accidentes de carretera, ya que «desde el año 2001 hemos cazado en España 1.805.384 jabalíes, 1.005.157 venados y 195.811 corzos, que son las tres especies que más accidentes producen. La caza ha sido la solución para un problema muy acuciante.
Insisten que la media de los gastos por cazador (estimados en 4.500 euros al año) «es un dato matemático, que da una pista; pero despista. Hay cazadores cuya gasto anual es solamente (nada menos) unos trescientos euros, porque cazan en su pueblo porque pagan licencia, seguro, permiso armas, guía, cartuchos, pertrechos, amortización de arma en algún caso, perro generalmente y otros gastos varios que encajan en algún subsector. Pero hay otros pudientes que gastan treinta mil euros cada año y alguno muy singular, muchos miles más. La inmensa mayoría estamos entremedias».
La pregunta de ¿cuánto nos cuesta poder ir a cazar un jabalí, un lobo, un corzo, una perdiz o una liebre y cuánto cuesta cada especie por ser cazada?, que son dos cantidades muy diferentes, se desmenuza en este trabajo, que tiene más recorrido. «Lo que nos cuesta en todos los casos, además de lo pagado por cazar, requiere sumar otros diecisiete subsectores».
Para finalizar, desde la Fundación Fedenca argumentan que «hablar de economía de la caza en este momento obliga al menos a poner las tablillas de primer orden en este coto. Los cazadores somos un grupo social segmentado y transversal de unos ochocientos mil ciudadanos en España con una mayoría de practicantes con edad entre veinticinco y sesenta y cinco años; que es el sector de edad del paro. Como a todo gran grupo español, los índices de población activa española nos tocan de lleno. Quiero decir que si la tasa de paro para ese segmento de edad activo está en el 25%, el porcentaje de cazadores en paro es idéntico. Esto supone que doscientos mil (uno de cada cuatro cazadores) están desempleados».