Nos encontramos en las mejores fechas para el pase sobre nuestros cielos y la campaña se muestra anodina a más no poder, con contados bandos de palomas torcaces a pesar de los vientos de componente sur y con la extraña y también preocupante ausencia de los zorzales comunes, las aves migratorias cazables más abundantes del pase, y que a estas alturas apenas se han visto, algo que ni los más veteranos de la caza al pase recuerdan.
Mañana, festividad de Todos los Santos acostumbra a ser la fecha en la que muchos cazadores de pase cambian el utillaje de la escopeta de puesto por la de becada o perdiz para, en compañía de sus perros, salir al monte o campo en pos de estas emblemáticas aves, una vez cerrada la etapa del pase.
Pero es que este año prácticamente no ha habido pase: ni un solo día de entrada de zorzales, exceptuando el día 11, que solo se pudo cazar desde puestos tradicionales a las alirrojas que pasaron altas. Y de palomas, más de lo mismo, aunque quizá un algo mejor en determinadas zonas, donde se han visto más torcaces que malvices, algo impensable para cualquier practicante de esta modalidad.
El jueves pasado a primera hora saltaron muchas alarmas con la visión de unos cuantos bandos de torcaces por la costa que luego pasaron por lugares concretos de interior.
Así, por ejemplo mientras en la zona de Orduña apenas se veían un par de bandos de palomas, justo al otro lado de Sierra Salvada, en el territorio burgalés de Peña Angulo, a primera hora de la mañana y a primera hora de la tarde docenas de grupos cruzaban por los puestos más altos en dirección al sur y suroeste peninsular. Con todo, se produjeron algunas capturas, pocas, pero más propias de estas fechas de finales de octubre.
Las esperanzas se renovaron para el viernes, aunque los contados bandos que se quedaron por la tarde anterior, cruzaron a primera hora de la mañana del aún día festivo hacia el interior.
Por la tarde se despejaron los cielos y las zonas de costa, recargando los ánimos de los sufridos aficionados a esta modalidad del pase, así que el sábado todos de nuevo a sus puestos o a las zonas querenciosas y sí, se vieron palomas, pero muchas menos de las previsibles. De nuevo la tarde del sábado volvió a ofrecer cálidos aires del sur para que el domingo propiciase otro nuevo chasco en los puestos.
Los lugares de conteo en Iparralde ratificaron este triste oscilar palomero con poco más de cincuenta mil pájaros avistados el jueves, ocho mil el viernes, treinta y dos mil el sábado, y mil trescientas para el domingo, que se cerró con fuertes vientos del sur que prosiguieron el lunes.
Así que empezamos la semana con poco más de setecientas palomas el lunes y casi mil doscientas el martes. Cifras ridículas las que ofrece la web de ???palombe??? a sabiendas que faltan uno o dos millones de aves azuladas por pasar sobre nuestros cielos.
Y luego en Europa consideran que las cazamos desde octubre hasta finales de enero para así prohibirnos la contrapasa. Qué fácil se gobierna desde la distancia y desde la ignorancia, azotadas por individuos que se olvidan de otros graves problemas en el medio natural.
ZORZALES. Lo que sí sorprende a estas alturas de la campaña es la práctica ausencia de zorzales. Y mañana ya es noviembre. Los que defienden el retraso de la migración tienen buenos argumentos, porque ni se las siente pasar por la noche, les delata su agudo canto, ese ???tsic??? audible a distancia, ni se las ve volar de día.
Ni siquiera las lluvias de anteayer, ni la presumible entrada del otoño con la consiguiente bajada de temperaturas, tampoco han favorecido que nos sobrevuelen, ni siquiera en las alturas, aunque justo ayer asomara alguna más.
Los que están de mejor suerte son los sorderos, ya que el pasado fin de semana comenzaron a producirse las primeras capturas, también contadas, así que habrá que renovar las esperanzas para estos días festivos que nos vienen y se produzca por fin una anhelada entrada seria de palomas, malvices y sordas, para que todos los cazadores puedan disfrutar de la temporada.