Establecer en términos generales un cuadro con la raza de perros que sería la idónea para cada modalidad de caza podría entrar dentro de lo posible, considerando lógicas excepciones de los “fuera de serie” que existen en todas las razas. Ahora bien, pretender inculcarle a un cazador que determinada raza de perros, distinta al suyo, es mejor para la práctica de la caza que él ejercita, eso es más complejo. No en vano existe un adagio entre cazadores de que “ el perro de uno es el mejor y la mujer la del vecino”. Aunque entiendo que como todos los refranes, tópicos y sentencias populares, hay que darles el crédito que uno quiere.
Nada más lejos de mi voluntad que pretender clasificar a la raza setter, motivo de este artículo, como la más adecuada para una u otra modalidad cinegética. Simplemente me voy a limitar como un aficionado más a dar mi opinión sobre las características de los setter, entendiendo que puede haber y de hecho las habrá teorías que no estarán de acuerdo con la totalidad de mis planteamientos. El perro setter es muy bello por sus líneas y hermoso por su pelaje, dócil, obediente, resistente y uno de los más violentos cazando de los del grupo de muestra.
Normalmente caza a galope por lo que su parada ante la caza es a veces con la cabeza torcida. Se aleja mucho por lo que siempre está fuera del alcance de la escopeta, debido a sus grandes facultades de olfato, tener muchos pies y una sangre extraordinaria. Trae bastante viene aunque no es un gran cobrador. Cuando localiza un rastro se anima mucho, con un coleo muy vivo, se aplasta contra el suelo y generalmente no hay más muestras que la definitiva.
Es un perro fuera de serie en los ambientes húmedos y brumosos, aunque muchos cazadores lo utilicen para todos los terrenos. Lógicamente no desarrollará toda su capacidad en los páramos de Burgos en pleno mes de Agosto y a una temperatura de 35 grados. El setter es un animal idóneo para la caza de la becada al ser originario de un país cuyo clima es templado-húmedo y donde el sol se disfruta escasamente. En consecuencia no es lo más adecuado someterle con total éxito al sacrificio de cazar en ciertas épocas en un clima cálido y seco.