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¿Quién es el culpable?

¿Quién es el culpable?

Walt Disney
tiene parte de culpa del odio
a los cazadores. Nosotros
matamos a Bambi.

A los cazadores nos
consideran seres
monstruosos capaces de las
mayores atrocidades con tal
de satisfacer los más
bajos y sangrientos instintos.
Algunos programas de
televisión nos pintan
armados hasta los dientes,
persiguiendo inocentes
animalitos dotados de
sentimientos humanos.
También ciertos
movimientos ecologistas,
auténticos ejemplos a
seguir por nuestra urbanita
sociedad, despotrican sobre
la caza. 

 

Pero…,
¿quién
inició esta corriente
purificadora que buscar
borrar de la faz de la tierra
cualquier rastro que huela a
caza? Muy sencillo: Fue el
propio Walt Disney.
Sí, no se rían,
ese prolífico creador
que convirtió a los
animales en colegas
nuestros, capaces de
mantener animadas
conversaciones, y capaces de
amar, odiar y convertirse en
millonarios. En sus
películas, los
cazadores eran esos seres
malvados, con capacidad
para dejar huérfano a
Bambi y viuda a su
madre. 

 

Sin embargo, y
aquí está el
quid de la cuestión,
los herederos de la corriente
sentimentaloide que deviene
de aquellas añejas
películas, son
incapaces de ver nada
más que la paja en el
ojo ajeno, sin apreciar la viga
en el propio. Cargan contra
la caza y los cazadores, y son
capaces de merendarse
cualquier infecta
hamburguesa de cualquier
multinacional, o vestirse en
grandes marcas de
confección, por el
mero argumento de su
módico precio, sin
reparar en los daños
medioambientales que
algunas prácticas
industriales provocan. 

 

Atacan a todo lo que
huela a Caza; pero callan
cuando los partidos que los
subvencionan cometen
tropelías tales como
convertir al lince
ibérico,
auténtica joya de
nuestra fauna en dulces
gatitos con aparatosos
sistemas de seguimiento
adheridos a su
cuerpo. 

 

Mientras tanto, nosotros,
a pesar de tener más
mala leche que Bin Laden y
los terroristas de EI juntos,
solo nos queda salir al campo
para cumplir con
innumerables normas
legislativas, impuestas por
ciertos iluminados que nos
gobiernan, y con el
único objeto de
practicar una actividad, la
caza, legal a todos los
efectos y que hemos
mamado desde nuestras
más tierna infancia.
¡Ah!, se me olvidaba.
Continuaré
cometiendo el sacrilegio de
llevar a mis hijas (sin
obligarlas a ello) a que
conozcan esta
bárbara costumbre,
para que cuando tengan su
mayoría de edad
decidan por sí
mismas. Y me sentiré
orgulloso de ello.

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Redacción periódico digital Desveda #caza #pesca #tirodeportivo #rural #naturaleza

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