La cría
en cautividad, la
reintroducción del
conejo en los territorios de
caza y la
diversificación
genética no son
suficientes para garantizar la
supervivencia de uno de los
felinos más
amenazados de
extinción del mundo.
Todos los esfuerzos
humanos, científicos
y de inversión en
programas de
protección y
conservación del lince
ibérico de poco
servirán si no se
frenen las decenas de
atropellos mortales que
están diezmando a la
menguada población
de la especie. Algunas
fuentes señalan que
de los 27 linces
ibéricos hallados
muertos en Andalucía
el año pasado, 20 de
ellos murieron por
atropello.
Ante situación los
expertos tocan a arrebato y
convocaron, de urgencia, la
«Comisión de
Permeabilización de
Carreteras de la Fauna
Silvestre» que ha
determinado poner en
marcha una serie de medidas
urgentes para reforzar las
que ya se han venido
poniendo en marcha, como
por ejemplo la
colocación de
señalización de
peligro por paso de fauna y
limitación de
velocidad en los puntos
negros localizados por los
técnicos. Para ello se
abordaron una serie de
actuaciones, entre las que se
encuentran, la
revisión de todas las
mallas lineales existentes en
las carreteras, la limpieza de
cauces de arroyo para
facilitar el paso de la fauna,
la realización de
desbroces perimetrales en
cunetas para dar una mayor
visibilidad, así como
la vigilancia del
cumplimiento de los
límites de
velocidad.
Ya el pasado mes de
septiembre, las
consejerías de
Fomento y Medio Ambiente
de la Junta de
Andalucía suscribieron
un protocolo para minimizar
los accidentes por atropello
de linces ibéricos en
los principales puntos negros
(A-481, A-483 y A421).
Medidas «correctoras
que cuentan con un
prepsuesto de 1
millón de euros con
cargo al proyecto
«Life+
Iberlince». De la
misma manera se
está planteando,
entre Junta y Gobierno de
España, la
conveniencia de poder optar
a un nuevo proyecto europeo
«LIFE de Conectividad
Ecológica» en
torno al lince, para
establecer un corredor entre
la zona norte de
Doñana (Sevilla-
Huelva) con Sierra Morena y
reforzar las medidas para
evitar la elevada mortandad
por atropello. En concreto,
este proyecto prevé
una dotación
económica de 4,25
millones de euros.
Dicen los expertos que el
aumento de estos accidentes
está ligado al
«incremento de las
poblaciones linceras, que han
pasado de 92 en 2002 a 332
en 2013, lo que conlleva una
ampliación de la
superficie de presencia de
lince. Esto, unido a la nueva
cepa de la enfermedad
hemorrágica del
conejo, hace que muchos
ejemplares de esta especie
se sitúen en
áreas
próximas a
vías de
comunicación».
El proyecto contempla
también el desarrollo
de acciones que
podrían minimizar los
riesgos de atropellos y
accidentes, facilitando y
restableciendo en aquellas
zonas donde sea posible la
conectividad entre
poblaciones y futuras zonas
de expansión. El
control de los atropellos de
fauna silvestre no
sólo constituye una
importante medida de
conservación, sino
que apoya la seguridad vial y
puede evitar accidentes de
tráfico. Estas
medidas se realizarán
sin afectar ni entorpecer la
comunicación entre
los pueblos y ciudades que
conviven con el lince
ibérico.