A debate: ¿captura y suelta o pesca responsable?
Es un hecho que nuestros mares y las aguas interiores están pasando por momentos críticos y la pesca no abunda como hace unos años atrás. Aquello de lanzar la caña y sacar peces a mansalva ya ha quedado en el recuerdo de unos pocos… Ahora hay que sudar mucho para obtener resultados y a la hora de valorar el por qué hay tan poca vida en nuestras aguas, echamos la culpa a los pescadores “profesionales” en el mar y a los furtivos en aguas dulces. Pero todos tenemos culpa y deberíamos aportar soluciones, como la captura y suelta.
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Respetar la tradición sin perder de vista las nuevas formas
Uno de los granitos de arena para evitar que tengamos menos pesca está en practicar captura suelta. Pero no sólo esta, también la pesca responsable. Son actitudes que hay que tener en cuenta y aunque hay sectores de la afición que lo tienen más interiorizado (pescadores a mosca o carpfishing), la realidad cuando uno se acerca a la orilla del mar o de cualquier río es que la mayoría de los pescadores se llevan todo el pescado a casa y hay poco respeto por el medio natural.
Pero ojo, que no hay que radicalizarse en exceso. La pesca, y más la que se practica en el mar, es una afición que implica toda una tradición como la de llevarse un buen pescado fresco a casa y degustarlo en familia. ¿Por qué no? Se ha hecho siempre y si se hace con cabeza no es una tradición que tengamos que perder.
No tenemos que llevarnos una nevera llena de doradas y sargos. Bastaría con un par de ejemplares, los mejores, y cocinarlos en una suculenta cena. O un ranchito de jureles… Cierto es que tenemos los mercados donde comprar pescado (donde además sobra mucho pescado al final de cada jornada que se tira a la basura), pero ¿somos conscientes de la frescura de lo que nos venden? En muchas ocasiones nos dan gato por liebre y el que te engañen pues ya cansa.
Por ello se entiende que el pescador prefiera llevarse un bonito recién capturado y fresco, una lubina o un rodaballo pescado a surfcasting, que comprarlo en el mercado sin saber si realmente es fresco. A esto llamaríamos pesca responsable. Con cabeza.
Captura y suelta, dilema moral
Algo a lo que aluden muchos pescadores a la hora de practicar captura y suelta más radical es la moralidad. Alegan que son incapaces de hacer daño a un pez. Por esa regla de tres quizá deberían pensar en colgar las cañas y dedicarse a otras aficiones, pues el pez sufre desde que se clava un anzuelo, pelea y acaba en las manos o sacadera del pescador, por mucho que luego regrese al agua vivo.
No digamos el rato que debe estar fuera del agua hasta que el pescador decide que ya ha hecho las fotografías que más le gustan. Nuestro deporte, guste o no, conlleva el sufrimiento, mucho o poco, de nuestros queridos peces.
Especies de primera y de segunda
Resulta muy curioso el ver como algunos pescadores hacen claras diferencias en el captura y suelta dependiendo de la especie a pescar. Fanáticos del bass y del C&R son incapaces de soltar una lubina cuando se acercan al mar a pescar o matan sin problema una lucioperca o una perca porque molesta a sus bass en su pantano preferido.
Lo mismo con la trucha, ya que hay aficionados que pescan a mosca y lo sueltan todo, mientras que cuando lanzan sus cañas de surfcasting, solo les interesa llenar la nevera. O estos mismos de surfcasting que deciden pescar con anzuelos en miniatura para llenar el cubo porque según ellos son especies que no crecen, de segunda…
En fin, que o cambiamos esas mentalidades o estamos abocados al fracaso en esta afición que ante todo ha de respetar a los peces. No hay especies de primera y de segunda ya que todas son iguales. Pero siempre el pescador mira por sus propios intereses y su particular “moral”.
Cuando la captura y suelta es obligada
Aquí no hay medias tintas. Hay especies en nuestras aguas que se merecen un captura y suelta sin distinciones. Hay que ver la situación de cada una y ver su estado de conservación que en nuestras aguas la mayoría es bastante alarmante. La trucha autóctona aún debería tener más protección y en muchas masas de agua los furtivos siguen haciendo su agosto ¡durante todo el año!
Así como el bass. Si este país cambia de mentalidad y cree que puede ser todo un motor socioeconómico, como ya ocurre en otros países, debería haber una ley que obligue al captura y suelta del centrárquido. De hecho, y teniendo en cuenta que en aguas dulces las poblaciones de peces son más vulnerables, debería ser casi obligatorio el soltar todos los peces, salvo alguna excepción.
En el mar ocurre lo mismo con las maltratadas poblaciones de lubina en el Mediterráneo, que bien se merecen un catch and release obligado; el casi ya desaparecido palometón o las llampugas otoñales… Hay que ser muy consciente de las dificultades de las especies en zonas concretas y decidir si vale más ese pez en la sartén o en el agua.
Si se hace, hazlo bien
Cuando devolvemos un pez, muchas veces vemos como éste se va hacia el fondo pero “de aquella manera” como suele decirse. Con casi toda probabilidad morirá en un corto período de tiempo, pues algunos peces son muy delicados y quedan exhaustos en el combate, o no aguantan bien fuera del agua…o el estrés acaba con ellos. Un caso curioso es el atún rojo, que tras su descomunal pelea se ha de devolver al mar por ley y se ha de lanzar al pez con fuerza al agua para que se marche al fondo casi por su propio peso.
Quizá debería cambiarse la ley para poner el cupo de una captura por pescador y día y así se evitaría hacer sufrir a ese animal para nada, ya que tras la pelea y la sesión de fotos posterior, está más muerto que vivo. El bass o la perca, son peces en cambio que aguantan muy bien fuera del agua largo rato, pero eso parece dar carta blanca al pescador a maltratarlos en larguísimas sesiones de fotos y luego las recuperaciones para devolverlos son complicadas. Que un pez se vaya lentamente al fondo del pantano no significa que se va en perfectas condiciones. Un salabre, unos guantes o un boga grip, son indispensables para manipular los peces fuera del agua y evitarles más daños.
Y siempre hay que intentar una suelta pausada, para que el pez vaya cogiendo oxígeno y no lanzar el pez al agua como su fuera una piedra. Eso deberían tenerlo en cuenta muchos aficionados a las grandes truchas que parecen buscar solo la foto para alardear luego en redes sociales sin importarles una manipulación y suelta correcta del pez. Los pescadores de mosca y los de carpfishing son claros ejemplos a seguir.
Y tú, ¿qué opinas de todo esto? ¿Te llevas pescado a casa o lo sueltas todo? En Coto de Pezca nos encantaría saber vuestra opinión y debatir con respeto.
Fuente. cotodepezca.com