El Plan de
Gestión del Lobo
aprobado el miércoles
por el Consejo de Gobierno
incluye algunas novedades
destacables. Quizás
la principal y más
llamativa es que abre la
puerta a la
participación de
cazadores en el control de
esta especie, aunque lo hace
sólo en unos
supuestos concretos.
El sentir general de los
sindicatos ganaderos
asturianos -COAG, UCA y
Asaja- es que el texto
supone un paso adelante con
respecto a su predecesor,
pero aún así
los representantes de estas
tres organizaciones
coindiciden en que el nuevo
documento «se queda
escaso» para atender
las demandas del sector en
lo que a la incidencia del
lobo sobre la cabaña
ganadera se refiere.
Una de las
organizaciones que
más critica el texto
es COAG. Su secretaria
regional, Mercedes Cruzado,
incide en que «el
nuevo plan no es el que
queríamos porque no
cumple nuestras
expectativas».
Aún así
añade que «es
mejor tener este documento
que no tener nada»
para, a partir de él,
poder empezar a trabajar en
ese sentido y desarrollar el
texto. Cruzado asegura que
«la situación
actual nos está
llevando a los ganaderos al
abandono de la
actividad». Y es que
se encuentran afectados por
una problemática que
es como la pescadilla que se
muerde la cola.
«Estamos perdiendo
mucha superficie de pastos
por una mala gestión
del monte. Está
proliferando el matorral
porque ahora no hay
ganaderos que se atrevan a
llevar sus cabras a los
puertos para que se coman el
matorral porque a ellas se
las va a comer el
lobo», explica la
dirigente de COAG, quien
recuerda que «hace
años era algo casi
anecdótico que
hubiese daños del lobo
a los animales
domésticos, pero
ahora es raro el día
en el que no hay
ataques». Cruzado
asegura que «el lobo
ha estado siempre, pero
antes no atacaba tanto como
ahora».
Uno de los problemas a
los que se enfrenta la
ganadería con la
nueva Política Agraria
Común es que uno de
los criterios que ganan fuerza
en el reparto de las ayudas
es el de la superfice utilizada
para la actividad. En el caso
de Asturias se refiere a los
pastizales que,
especialmente en las
áreas de
montaña, han visto
reducida su superficie por la
proliferación del
matorral. Para Mercedes
Cruzado esta es una causa de
la presencia del lobo.
«Antes se llevaba las
cabras a comer el matorral y
después iban a pastar
a esos lugares las vacas y las
ovejas. Ahora ya no se hace
por culpa del lobo. Ser tan
proteccionistas nos
está abocando a
perder lo que los pastores
han cuidado durante
siglos», lamenta
Cruzado en referencia a
algunas políticas
regionales.
Desde COAG se indica
que «estamos viendo
que en las zonas donde se
hacen controles sobre el lobo
se reducen los
daños», por lo
que anima a que se
mantengan estas
actuaciones. Y es que en este
sindicato agrario lo tienen
claro: «En las zonas de
aprovechamiento ganadero
deberían estar libres
de la presencia de
lobos».
El abono de los
daños es otra
cuestión que
preocupa en la
organización.
«El Plan habla de
pagarlos en 15 días
pero a la hora de la verdad
no va a ser así y
habrá los mismos
problemas que ahora para
justificar que tus reses han
sido atacadas por el
lobo», indica. De
hecho desde COAG
está previsto
proponer un cambio de
criterio a la hora de abonar
los daños, ya que
señalan que el baremo
actual «es de risa y
hay que actualizarlo».
«Plantearemos que
cuando haya daños la
Administración nos
entregue un animal
doméstico de la
misma raza, edad y
características que el
que hemos perdido. Que lo
compre en el mercado de
ganados de la Pola y que nos
lo dé. Así
dejarán de decir que
nos lucramos con los
daños», explica
Mercedes Cruzado.
Desde UCA
Joaquín López
afirma que «el nuevo
Plan del Lobo se nos queda
escaso», aunque
valora positivamente que
incluya la
participación de
cazadores en el control de la
especie. «En las
reservas de caza se
podrán cazar lobos
sin problemas con la
supervisión de los
guardas. En los cotos, por su
parte, se autorizará a
los guardas a disparar a los
cánidos cuando haya
una elevada cantidad de
daños y, si los ataques
son desmesurados,
también se
permitirá que
participen cazadores»,
explica.
En cuanto al abono de
los daños en 15
días, López
señala que «es
una propuesta que lleva
tiempo encima de la
mesa» que
habrá que esperar a
ver si se cumple.
En Asaja prefieren ver el
vaso medio lleno. «El
nuevo Plan del Lobo es mejor
que el que había
antes y abre una puerta para
intentar disminuir el
número de
daños que van en
aumento y cada vez
preocupan más a los
ganaderos»,
señala Geli
González. «Es
importante que, cuando no
se cubra el cupo de
extracción fijado para
cada año, se vaya a
permitir abatir lobos dentro
de las cacerías
programadas. Ahora
habrá que ver
cómo resulta esta
medida a la hora de llevar a
la práctica»,
añade. «Nadie
dice que el lobo desaparezca,
pero sí que su
población se
mantenga en un
número que no
perjudique a la actividad. Los
ganaderos lo que quieren es
seguir con su labor con sus
animales, no que les paguen
indemnizaciones»,
concluye.