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«Proteger al lobo sí, pero sin abandonar al ganadero cuando sufre sus ataques»

«Proteger al lobo sí, pero sin abandonar al ganadero cuando sufre sus ataques»

Andoni Canela
recoge en ‘Durmiendo
con lobos’ sus veinte
años de seguimiento
de esta especie. Su
cámara ha sido
testigo de su cara a cara con
el lobo con el que
compartió sus
mejores momentos en
Riaño.

Ahora prepara un
segundo libro para narrar el
viaje de 15 meses que
realizó por todo el
mundo con su pareja Meritxel
y sus dos hijos Unai y Amaia
para captar especies
salvajes. 

 

—¿Qu&eac
ute; consideración
tiene el lobo en los distintos
países donde los ha
fotografiado en los
últimos 20
años? 

 

—Lo que es
curioso es que en todos los
países existe conflicto
entre el lobo y el ganado.
Ocurre en Estados Unidos, en
Noruega, en Suecia y en
otros muchos países.
Lo que cambia es la manera
de gestionar estos conflictos,
ya que en otros
países han
encontrado modelos
más o menos
efectivos. 

 

—¿Ha
percibido en estos
países
admiración por el
lobo? 

 

—Lo que
está ocurriendo en
estos países, como
también pasa en
Zamora o en Riaño, es
que la presencia del lobo
genera expectación, y
atrae a mucha gente. Miles
de personas de toda Europa
vienen a estas zonas a ver a
lobo, lo que la convierte en
una especie atractiva y que
simboliza la naturaleza
salvaje y bien
conservada. 

 

—Usted que
conoce bien la estructura de
una manada, ¿que
ocurre cuando uno de sus
miembros desaparece de
repente por un control
poblacional o de la caza?
 

 

—Hay varios
estudios en Estados Unidos, y
los datos así lo
demuestran, que indican que
una manada estructurada y
fuerte puede cazar presas
silvestres con mucha
efectividad, como ciervos,
corzos o jabalíes.
Concretamente en
León con la fauna
silvestre que hay
sobrarían presas.
Pero si matas a dos o tres
lobos de esa manada, el
grupo no es tan fuerte y se
desestructura por lo que
tiende a ir a la presa
fácil, que es el
ganado, a pesar de que
saben que tiene más
riesgos por la
cercanía por el
hombre. Lo que hay que
hacer es buscar una mayor
protección del ganado
e indemnizaciones justas
para el ganadero. 

 

—¿Que
opina de esos sectores
conservacionistas que
defienden el lobo a ultranza
por encima de otros
intereses? 

 

—Comparto gran
parte de sus opiniones, como
que el lobo pueda llegar a
ser una especie protegida y
que la caza deportiva
desaparezca, pero
también entiendo que
el sector más
afectado por el lobo, que es
la ganadería, en
algunos casos concretos
deberíamos tener el
respeto de creerlos,
así como ellos tienen
que reconocer que el lobo no
es el gran problema de la
ganadería, ni mucho
menos. La clave es buscar
medidas de
protección entre
todos, porque si le pones las
cosas difíciles al lobo
cesan sus ataques. Respecto
a los controles, se deben
hacer con mucho cuidado
para no desestructurar las
manadas, no se puede hacer
libremente porque el efecto
puede ser contraproducente.
Protección del lobo
sí, pero sin
abandonar al ganadero
cuando tenga un
ataque. 

 

—¿Ha
estado alguna vez cara a
cara con el lobo? 

 

— Sí, he
estado cerca. Han sido
encuentros muy sorpresivos.
El más cercano, iba
con mi hijo Unai, de once
años, nos pasó
a dos metros. Lo vimos de
refilón y
desapareció. Otro par
de veces, cuando
hacía fotos, lo he
tenido a 40 ó 50
metros, hemos cruzado la
mirada, aguantó unos
segundos y se
marchó. 

 

—¿Tuvo
miedo? 

 

—(Se lo piensa en
silencio…) No. Sí he
respirado hondo, pero miedo
no. Da mucho más
respeto cuando los escuchas
aullar por la noche, los
sientes cerca. 

 

—Ha estado 15
meses recorriendo
España, Estados
Unidos, Chile, Australia,
Tailanda y Namibia con su
familia fotografiando
especies de todo tipo.
¿Cómo ha sido
la experiencia? 

 

— Hemos vivido
momentos increíbles
en cada país. Son
sitios con una naturaleza
muy intensa. Abrir la tienda
de campaña y ver los
elefantes es algo
único. Lo mismo que
ver un puma cazar un
guanaco, o los elefantes en
el desierto junto a mi hija
Amaia de cuatro
años. 

 

—Después
de 15 meses en los que el
aula de sus hijos ha sido la
naturaleza
¿Cómo ha sido
la vuelta a la rutina? 

 

—La peque no lo
ha notado tanto. El
niño al principio
estaba muy contento de
volver pero al cabo de un
tiempo estaba de
bajón y un poco
aburrido en el cole, y ahora
vuelve a la normalidad.
Cuando vamos a los Pirineos,
donde hemos vivido un
tiempo, dejamos a las chicas
en casa con el fuego y
él y yo nos vamos a
dormir a dos mil metros con
la tienda de campaña.
Le encanta ir a buscar
rebecos y buitres. Para ellos
ha sido una gran experiencia
porque Unai ha tenido la
oportunidad de ir al colegio
tres meses en Estados
Unidos, otros tantos en
Australia, por lo que se ha
podido meter en la cultura de
estos países. 

 

—¿Has
podido plasmar toda tu
admiración por la
especie en
’Durmiendo con
lobos’? 

 

—Después
de doce libros hechos con
distintas editoriales, este lo
he editado yo solo. En
él narro esa
búsqueda del lobo de
una manera más
personal. Juan Carlos Blanco
aporta una valiosa parte
científica. Es un texto
brillante y muy ameno que
explica a la
perfección la
situación actual y
mundial del lobo, escrita en
Español y en
Inglés, dada la
creciente demanda
extranjera. Estoy muy
contento, porque ya se ha
agotado la primera
edición de los mil
ejemplares virtuales, y
vamos por la segunda. 

 

—¿C&oacut
e;mo ve la zona de
Riaño? 

 

—Es una zona que
para los naturalistas y para
los amantes de la naturaleza
lo tiene todo, además
de unos paisajes
increíbles. No tiene
nada que envidiar al parque
nacional, que para mí
es más de postal. La
gente de fuera se queda
impresionada con esta zona,
que junto a la Culebra es el
mejor sitio del mundo para
ver lobos. 

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Redacción periódico digital Desveda #caza #pesca #tirodeportivo #rural #naturaleza

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