Lo que parecía que iba a ser un bombazo como el de Hiroshima o Nagasaki, se ha quedado en un petardo de barraca de feria de tres al cuarto. Nada, aquí no ha pasado nada. Medio siglo echando venenos letales a los campos y por ende a los ríos y a los acuíferos y nadie dice nada. Aquí nunca pasa nada. Me refiero al Proyecto Semillas que decía y sigue diciendo: Los efectos de alguno de estos tres compuestos: dos fungicidas (tiram y difenoconazol) y un insecticida (imidacloprid), utilizados en el blindaje de semillas, son letales para nuestras perdices.

Contaba yo el pasado domingo día 20 en Punto Radio las venturas y desventuras de la perdiz roja autóctona por culpa de los venenos criminales cuando uno de los invitados al programa intervino para enmendarme la plana. Se trataba de don Teófilo de Luis Rodríguez, cubano de nacimiento y diputado del PP por Madrid, muy conocido por su lucha contra los hermanos Castro y como un adalid de la caza en España, tanto es así que la Real Federación Española de Caza le otorgó el Carlos III, que es el más alto galardón sin que nadie sepamos la razón.