Saludo
Un saludo fraternal a todos los cazadores. Me congratula, supongo que también a vosotros, disponer de este lugar de reunión. Mi agradecimiento a las personas y entidades que hicieron posible su alumbramiento. Espero que sea un portal de encuentro agradable –informativo, formativo, creativo… y aglutinador de inquietudes- donde los amantes de la caza medremos como cazadores y personas, para ocupar el lugar digno y respetable que como colectivo nos corresponda en la sociedad convulsa que nos toca vivir, superando la marginación pretendida por aquellos que repudian la caza. Somos depositarios de una herencia, quizá la más ancestral de las actividades de la especie humana; la venatoria. El acervo común recibido de los que nos precedieron es el usufructo de los cazadores actuales; debemos enorgullecernos de nuestros antepasados, mantener el patrimonio que nos legaron y acrecentarlo con nuestra aportación para transmitirlo con beneficios a las futuras generaciones de cazadores.
Declaración de intenciones
Confieso; no soy adiestrador profesional, tan solo vocacional y con mis perros. Eso sí, he tenido experiencia y me he preocupado de aprender en la teoría y en la práctica. Sé de forma fehaciente que las aplicaciones que aquí divulgue me han dado resultados muy positivos en la práctica de la caza; por ello, y en aras de transmitir mis experiencias, escribo con el deseo de que, si no todas, algunas de mis recomendaciones puedan ser de utilidad a los que sentimentalmente me siendo unido por mor de la caza. Aunque todas las prácticas no convencieran al lector, recomiendo que intente aplicarlas, o, al menos, aquellas que considere oportunas; logrará respuestas insospechadas.
El espacio disponible no permite abarcar en un solo escrito tanto como requiere el asunto, así que lo iré entregando por partes. Espero que a esta primera entrega le sucedan otras, hasta completar modesta y dignamente el vasto tema que abordo.
El porqué de la distinción entre continentales e ingleses
He disfrutado tanto de perros de razas inglesas como continentales. He gozado de varios setter que sin ningún adiestramiento fueron extraordinarios a la becada. No trato de distinguir quién es mejor o peor; tan solo pretendo indicar que, por sus caracteres comunes, los continentales aceptan de mejor grado su instrucción. Las razas inglesas, porque lo requieran menos, o, por su idiosincrasia, están menos inclinadas al adiestramiento, al menos con la intensidad y extensión de las continentales, sin despreciar que algunas instrucciones también sean aplicables a las inglesas.
Doce reglas positivas para el entrenamiento
Prescindiendo de sus inclinaciones naturales, el perro puede modelarse acorde a nuestros deseos si conocemos la clase de material que trabajamos, nos lo proponemos y sabemos hacerlo.
Entre las muchas reglas positivas que daría, en principio y con carácter general para todas las razas de perros, citaré una docena.
1ª) Mientras sea cachorro, procura atenderlo en todo; personalmente y a diario.
2º) Todo perro requiere subordinación al humano; sé tú su referente autoritario.
3ª) Habla al perro con vocabulario breve y establecido; no le preguntes.
4ª) Se constante en su educación; todos los días.
5ª) Gradúa las enseñanzas acorde a su respuestas; de fácil a difícil.
6ª) Cuida los tiempos de adiestramiento para no agobiarlo; que le resulte grato.
7ª) Da una orden concreta sólo cuando estés decidido a que se cumpla.
8ª) Castiga solamente cuando sepa a qué se debe el castigo.
9ª) Castiga cuando aprendió una orden y te desafía incumpliéndola.
10ª) Ensálzalo profusamente cuando se porte bien; fijará sus acciones correctas.
11ª) Ten siempre presente que premio y castigo obran milagros.
12ª) No bromees ni te mofes nunca con el perro; respétalo con rectitud.
Memoriza y aplícalas, conseguirás un perro educado. Seguiremos; queda mucho más.
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