El Proyecto Aequilibrium impulsado por la Asociación del Corzo Español (ACE) y que se prolongará durante tres años, pretende demostrar que una especie cinegética puede contribuir en el sostenimiento de una especia protegida
La constatación de un cambio en los hábitos alimenticios del águila real, que ha pasado de basar su dieta en los conejos a nutrirse de corcinos, ha llevado a los integrantes de la Asociación del Corzo Español (ACE) a promover el Proyecto Aequilibrium. Su finalidad es la de demostrar cómo una especia protegida y emblemática que no se encuentra en peligro de extinción y que tiene un considerable éxito reproductor como es el águila real ibérica (Aquila chrysaetos homeyeri), se ha adaptado a una nueva realidad ecológica en amplias comarcas españolas.
La premisa que ha dado pie al “Estudio de la predación del águila real ibérica sobre las poblaciones de corzos (Capreolus capreolus) del interior de la Península Ibérica durante el periodo reproductor”, es el cambio de hábitos alimentarios del águila aunque el estudio también incidirá en otros aspectos relacionados con ambas especies.
El presidente de la ACE, Florencio Markina, asegura que, “curiosamente el conejo, que era la base de su dieta, prácticamente ha desaparecido debido a enfermedades como la neumonía hemorrágica vírica en las zonas en las que mejor se está criando el águila real”.
Ante esa realidad las águilas reales “se han adaptado a las circunstancias del medio natural porque debido a la escasez de su presa habitual ha optado por otro animal bastante habitual como es el corzo”. Con esa certeza y a partir de las observaciones de campo realizadas en Soria, la ACE tomó conciencia “de que sabíamos muy poco sobre la alimentación de las águilas reales” y emprendió este proyecto que se prolongará durante tres años.
Con esa finalidad ACE suscribió un convenio con el grupo Tagonius consistente en estudiar la interrelación existente entre una especia catalogada y protegida como es el águila real y una especie cinegética como es el corzo. Esta asociación conservacionista radicada en el sureste de la comunidad de Madrid, donde ya estaba estudiando algunos nidos existentes en la zona, tiene como ejes de su actividad “valores alejados del mundo de la caza como son la conservación del patrimonios natural, etnográfico e histórico”, según destaca Markina.
Además de demostrar que “el mundo de la caza y el de la conservación pueden ir de la mano en muchas cuestiones”, el Proyecto Aequilibrium pretende probar “que el águila real es un utilísimo aliado del cazador en la gestión del corzo, al ayudar a regular unas poblaciones que se están incrementando y que en algunos casos están afectadas ya de parasitosis y enfermedades densodependientes”. De hecho, añade Markina, se está logrando “un efecto estabilizador sobre el excesivo crecimiento de las poblaciones que no se ha logrado ni tan siquiera a través de la caza”.
Con la pretensión de convertirse en un estudio de referencia, la investigación tendrá como objetivos cuatro aspectos básicos. Por un lado, analizará los hábitos alimentarios del águila con especial atención a la depredación sobre las crías de corzo; por otro lado, observará la incidencia predatoria con el objetivo de confirmar el papel sanitario que puede estar jugando para el mantenimiento de las poblaciones de corzos en niveles ecológicamente adecuados; en tercer lugar, se realizará una actualización del censo de corzos y, por último, se llevará a cabo un anillamiento científico de los pollos de águila real.
El Proyecto Aequilibrium arrancó el pasado uno de marzo coincidiendo con “la época en la que las águilas reales inician la reconstrucción de los nidos para empezar con la reproducción y, a partir de ahí el Grupo Tagonius ha comenzado con la labor para localidad su ubicación exacta”.
Cámaras en los nidos
A finales de mayo, cuando los pollos estén un poco más crecidos y no haya problemas que interfieran en la reproducción, se procederá a la instalación de cámaras en los interiores de los nidos para poder captar imágenes en tiempo real. Con ello se podrá conocer la cantidad de corzos capturados.
El estudio incidirá en las comunidades autónomas de Madrid, Castilla y León y Castilla-La Mancha, en concreto, en las provincias de Madrid, Toledo, Cuenca, Guadalajara, Soria y Segovia, donde se monitorizarán 30 territorios reproductores de águilas.
Con la finalidad de realizar el estudio en profundidad, el ámbito de muestreo incidirá tanto en zonas de densidad corcera baja como en otras con grado de saturación elevado. El trabajo permitirá obtener “resultados directos sobre la predilección de las águilas por la especie independientemente de su abundancia”.
El convenio entre la ACE y Tagonius se completa con un acuerdo con el departamento de Ecología de la Universidad Complutense de Madrid que permitirá a algún alumno realizar un trabajo doctoral o de tesis de fin de carrera, a partir de los datos obtenidos en la investigación.