En Álava coexisten unos 250 cotos de los 20.000 declarados en todo el país. El calendario marca el martes 28 como cierre del periodo para esta práctica en el territorio y será entonces cuando la Diputación alavesa comenzará a evaluar el uso de la veintena de contenedores que ha colocado para la recogida de los restos de las piezas que consiguen los cazadores. La instalación de estos depósitos específicos, con una estética diferenciada y unas normas muy concretas de utilización, pretende evitar el contagio de ciertas enfermedades y, por tanto, reforzar la sanidad animal, tanto silvestre como doméstica.
La iniciativa, fruto de la colaboración existente entre el Departamento foral de Agricultura y los propios responsables de los cotos alaveses, surgió de la doble necesidad de proteger y vigilar la fauna detectada por ambas partes. Los animales, sobre todo aquellos que viven en libertad, son responsables de cerca de las tres cuartas partes de las enfermedades emergentes, que pueden saltar al ser humano (zoonosis), afectar a la cabaña ganadera, comprometer la actividad cinegética o dañar la conservación de especies silvestres. En este contexto, cualquier ayuda extra es bienvenida. Los contenedores específicos para restos de caza mayor –jabalíes, corzos y ciervos especialmente en el caso de Álava– son una forma sencilla de contribuir a este control al «evitar que los despojos acaben en los depósitos habituales». «Deben recibir un tratamiento personalizado y manipularse como si fueran cadáveres de animales, que son incinerados», explica el diputado de Agricultura, Eduardo Aguinaco.
Sin embargo, y a pesar de que los cazadores «suelen ser cuidadosos porque conocen muy bien el medio natural», estos residuos acaban a veces en contenedores normales o son enterrados tras el faenado y el eviscerado de los animales. Una gestión adecuada de los restos, como vísceras o piel, resulta entonces imposible. Su correcto tratamiento comienza por acudir a los nuevos depósitos instalados por la institución foral, concreta Aguinaco, «en zonas estratégicas donde hay más intensidad» de esta práctica en la provincia (ver gráfico).
De color verde y cerrados con candado están identificados con la advertencia de ‘riesgo biológico’ y exigen ciertas normas de utilización, como rellenar el documento con información de los despojos dejados o usar sacos y precintos especiales. Este material, junto a la llave del contáiner, se encuentra en manos de un responsable por coto.
La colocación de los contenedores viene acompañada de una campaña informativa desarrollada por la Diputación alavesa para que los cazadores conozcan con detalle esas reglas y las añadan a otras ya asumidas como esenciales para su actividad, como utilizar guantes desechables, mantener la limpieza del lugar o no comer ni fumar mientras se manipulan los animales.
El diputado de Agricultura destaca lo «positivo» de la llegada de los depósitos para caza mayor, un recurso que beneficia «al equilibrio» en el medio natural. Su equipo analizará al final de la temporada cinegética el recibimiento que ha tenido cada uno de ellos y se valorará la conveniencia de reubicar alguno si su utilización ha resultado reducida. No se descarta tampoco que haya que sumar contenedores a la red y, de hecho, el presupuesto foral contempla una partida para adquirir hasta una decena si se considerara necesario.
Fuente. EL CORREO
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Me parece una idea incomible yapodrian imitar el resto de comunidades sería mejor para todos puesto k somos los cazadores los l más invertimos en caza y peor se nos trata puesto k los ecologistas cogen subvenciones y los cazadores pagamos.gracias a kien corresponda y eso l ami no afecta pues soy de bizkaia.un saludo