Decía Prudencio Santamaría, gran cazador de Galdakao, que algunos cazadores compran un rifle como si fuera un paraguas. Entienden que con doblar el dedo índice es suficiente para solucionar el lance. ¿Se imaginan a un futbolista que utiliza las mismas botas para seco o mojado? Un rifle en manos de un buen tirador es un arma con muchas posibilidades, si de verdad está adaptado a las medidas anatómicas del usuario y el alza en cuestión ??? importantísima si no se utiliza lente ??? esté fabricada acorde a una determinada modalidad. Son muchos los tipos de alza que ofrece el mercado, pero para no enredarles me voy a centrar en dos, suficientes para cubrir las exigencias de cualquier cazador que se preste: abiertas y cerradas.
Las primeras pretenden ofrecer una visión más amplia del animal a la carrera (batidas) y la segunda evitar los posibles errores de encare hacia un animal parado a cierta distancia (recechos). Lógicamente en ambos casos las alzas tienen una misión específica si no se utiliza una lente, un holográfico o un punto rojo, de gran efectividad los tres. Estos dos últimos con gran visión panorámica para detectar al animal a la carrera y basados en el sistema de fuego de los aviones de combate. Así las cosas da la sensación que para el cazador todo son ventajas y para los animales anclados en el tiempo, desventajas. Y lo son, pero todo hace falta para regular las poblaciones jabalineras.
Conviene tener en cuenta que hace 40 años en Euskadi, una paralela y 4 cartuchos de postas (prohibidos en la actualidad) bastaba para los contados aficionados que se dedicaban a estos menesteres, ya que había solamente una docena de jabalíes. Hoy por el contrario se abaten 4.000 ejemplares y son pocos para regular su población y evitar desequilibrios, daños en la agricultura y accidentes de circulación. Lo que hicieron nuestros abuelos con armas rudimentarias no tiene por qué ser bueno para nosotros, por el hecho de que lo fué para ellos, cualquier tiempo pasado no es mejor.
Para terminar les sugiero unas recomendaciones con aire de consejo que lanzados al viento pueden ser de utilidad para alguien. Cualquiera que sea el modelo de miras que se emplee conviene que sean de diseño simple que no empujen a errores de estimación de distancia y a poder ser no pequeñas o de una tonalidad que fatigue la vista. Tampoco está de más entrenarse en la alineación hasta inconscientemente saber cómo adaptarse lo más rápido posible. No en vano los disparos normalmente hay que improvisarlos ya que entre la localización del animal y el disparo solo un segundo será el óptimo.