No se cansan últimamente algunos medios de difundir sin fundamento algunos bulos como que los cazadores al terminar la temporada de caza abandonan a sus perros. Da la impresión que pretendan hacer ver que existe un problema de abandonos de perros de caza poco menos que generalizado. En cualquier comunidad autónoma hay miles de perro de caza debidamente censados y controlados con sus correspondientes microchips, como debe ser. El hecho de que hayan aparecido media docena de perros abandonados puede deberse perfectamente a animales robados que no han podido ser vendidos. O bien a perros cuyos dueños no sean cazadores. Un cazador que por tal se tenga, jamás abandonará a su perro. Simplemente porque es su compañero necesario, su mejor amigo, alguien con quien comparte penas y alegrías. Su fiel compañero que lo da todo a cambio de una simple caricia. Dudo que nadie que no sea cazador quiera más a los perros dentro de unos parámetros de sensatez y cordura. Ahora bien, si se valora la vida de un perro igual o más que la de una persona – muchos cada vez más lo hacen- está todo dicho. Un cazador que no cuida a sus perros no es cazador ni nada que se le parezca, simplemente un matarife y créanme que este pelaje de escopeteros no suelen tener perros. Así que busquen titulares donde de verdad los haya si es que su alma animalista se lo permite. Al filo de estas noticias las Federaciones Alavesa y Bizkaina, el Setter Club de España, el Club de Cazadores de Becadas, Adecap y Adecap Gazteak han publicado un manifiesto sobre las informaciones que al respecto está aportando la televisión pública vasca.
Miren, un cazador como cualquier humano en el ejercicio de determinada actividad puede cometer en un momento puntual algún tipo de infracción, seguro, pero de ahí a intentar endosarle un hecho delictivo con algo que para él es sagrado, como son sus perros, denota mala baba, cuando no estulticia o espíritu animalista, y eso amigos, es mucho más preocupante.