El salmón es un pez muy singular. Nace en agua dulce, migra al mar y vuelve después al agua dulce para reproducirse, y concretamente o hacen al mismo lugar donde ellos nacieron. De hecho, hay estudios que reflejan que al menos un 90 % de los salmones que remontan una corriente nacieron en ella.
Casi todo en la vida de un salmón es sorprendente, comenzando por el hecho de que modifiquen su metabolismo para adaptarse al agua salada. Pero así se lo indica su instinto
Se desconoce cómo pueden orientarse tan bien y reconocer el camino, aunque su gran olfato parece que ayuda bastante. Pero es que además los salmones han de sacar fuerzas para luchar contra los elementos sin haber comido en meses, y continúa siendo todo un misterio cómo pueden hacerlo.
En todo caso, regresar al lugar en que nacieron para desovar tiene como consecuencia que los salmones han de hacer terribles esfuerzos para remontar los ríos, ya sea por escasez de caudal o, sobre todo, por exceso. Por eso, para ayudar a los salmones a remontar el río y desovar donde ellos quieren, Acciona ha construido un ascensor en el río Nansa, en Cantabria.
El río se había quedado sin salmones y sin vida. El sistema está instalado en la presa de La Palombera, que funciona desde finales de 2020, y además de favorecer que los salmones remonten el río con menor dificultad, sirve para monitorizar el caudal ecológico en tiempo real. O lo que es lo mismo: supervisa el caudal que permite mantener la vida de los peces que habitan un río y la vegetación de su ribera. La instalación también cuenta con una estación de registro y medida de los caudales en la cabecera del río.
El ascensor de Acciona del río Nasca permite a los salmones sortear la fuerza del caudal y evitar remontes de varios metros de altura, además de eludir a los depredadores y esquivar las dos presillas instaladas del río, Celis y Vendu, que de lo contrario serían irremontables para los peces.
Setenta años de inactividad
Hasta que se construyó la presa, en 1953, el río Nansa era un referente para los salmones, pero desde entonces esa barrera convirtió el río en infranqueable para los ellos. Así, el Nansa quedó despoblado de estos peces tan característicos de un río que sin duda era netamente salmonero.
En el año 2010 Acciona pasa a ser propietaria de las instalaciones y de las centrales hidráulicas de la zona y, consciente de que el río ya no era una opción para los salmones, se decidió a favorecer la construcción de un ascensor que les permitiera sortear esos 20 metros si no infranqueables y que el río recuperase el trasiego de salmones.
Acciona invirtió tres millones de euros en este ascensor destinado a proteger la biodiversidad de los entornos en los que se encuentran sus instalaciones de generación de energía limpia.
Cómo funciona
El Nansa es un río de la vertiente cantábrica que discurre por completo por la comunidad autónoma cántabra. Nace en la parte septentrional del macizo de Peña Labra, a 1.365 metros de altitud, y desemboca en el mar Cantábrico formando la ría de Tina Menor.
El ascensor de salmones ubicado en la presa de La Plomera de este río càntabro les ayuda a alcanzar las habituales zonas de desove y no ver alterado su ciclo de reproducción. Además de los ejemplares que van a desovar, también es utilizado por los salmones que nacen río arriba en su camino hacia el mar.
La instalación se inauguró a finales de 2020 y en la primera temporada fueron introducidos 13.000 salomones alevines de unos cinco centímetros de longitud para que poblasen el río Nansa y devolvieran la vida al lugar, además de servir de base a generaciones futuras de salmones.
Acciona previó entonces un seguimiento de la actividad de tres años para verificar la eficacia del proceso que puso en marcha, que vence ahora y ha supuesto todo un éxito. Los salmones que llegan desde el mar a enfilar el río Nansa se encuentran en la base de la presa con unas pequeñas balsas de agua especiales donde un vertido continuo de caudal de agua hace de efecto llamada para que los peces sepan que el camino continúa por ahí.
Los salmones atraídos llegan hasta una cabina metálica que permanece sumergida en el agua. Esta se eleva por unos raíles hasta la parte superior de la presa y deposita a los peces en el embalse a través de un sistema de canaletas.
El ascensor dispone, además, de un sistema de cámaras que posibilita la medición y documentación de las características de los salmones antes de devolverlos al agua para que prosigan su remonte. La frecuencia de subida puede ser manual o automática. Se programa según la estación del año, que determina la frecuencia de paso de los ejemplares.
Una vez que han llegado al embalse, los salmones ya pueden nadar libremente aguas arriba a través de las escalas construidas en los azudes de Celis y Vendul, y alcanzar de esta manera la zona de la freza o desove documentadas del río.
Plan cántabro para los salmones
La comunidad autónoma de Cantabria cuenta desde 1996 con el Plan de Estudio y Mejora del Salmón Atlántico, a través del cual se realiza un programa en las cuencas salmoneras para reforzar el desove natural. En esta iniciativa, Acciona ha jugado un papel fundamental recuperando el hábitat de esta especie en el río Nansa mediante un ascensor ideado expresamente para ellos.
El río no tenía actividad salmonera desde hace 70 años y la tecnología ha jugado un papel fundamental para recuperar el hábitat del salmón.
Tres años después de que comenzara a utilizarse, a finales de noviembre de 2020, los resultados son muy satisfactorios y el ascensor ha dado cobertura a 126 salmones y 700 truchas que lo han utilizado para reproducirse como les marca su instinto.
Fuente. Eleconomista.es