Asociación del Corzo Español: El objetivo es mantener al corzo libre y en equilibrio natural
La Asociación del Corzo Español (ACE) cumple 20 años de dedicación a la conservación de la especie que ha tenido un enorme crecimiento poblacional
J. Zengotitabengoa
“Teníamos previsto celebrar la efeméride por todo lo alto con una serie de actividades como conferencias y coloquios en Sigüenza, pero las hemos tenido que posponer sin fecha concreta” debido al Estado de Alarma decretado por el Gobierno que impide celebrar este tipo de actos. Esa era la finalidad del doctor en Ciencias Biológicas, zoólogo y responsable de Aran Servicios Medioambientales Florencio Markina, presidente además de la Asociación del Corzo Español (ACE) que este año cumple su 20º aniversario.
La celebración iba a tener el mismo marco de la localidad castellanomanchega en la que se desarrolló la asamblea fundacional de la entidad que vela por la preservación de esos animales pertenecientes a la familia de los cérvidos. Cuando nació la ACE el año 2000, “era un momento en el que el corzo estaban en expansión en España, cuando todo el mundo hablaba de esa especie” y la pretensión de quienes se reunieron para impulsar la asociación era “que se realizase una buena gestión”.
De hecho, pretendían evitar que sucediese lo mismo que con los ciervos que, para Markina, se han convertido en muchos sitios “en una especie ganadera metida en fincas”. Por ello, la asociación que preside y que tiene como socios tanto a cazadores como a amantes de estos animales, fue incrementando las actividades e iniciativas que organizaba, pero manteniendo sus mismos objetivos fundacionales, es decir, “que el corzo se mantenga libre y en equilibrio con su medio natural”, asegura.
Tras aquella asamblea fundacional se celebró al año siguiente un primer simposio en Madrid que permitió reflexionar junto a varios especialistas en torno a la situación en la que se encontraba la especie y de lo que era necesario hacer en el futuro. Además, de proponer a las distintas administraciones el modo más adecuado para la gestión del corzo, se desarrollaron campañas de educación dirigidas a los cazadores sobre cómo debían cazarse y conservarse.
Proyecto Corcino
Aunque se han celebrado otros tres simposios, el último de ellos en 2016, la ACE persevera desde sus inicios en una de las campañas que han convertido en una de sus señas de identidad como es el ‘Proyecto Corcino’. En sus orígenes la ACE hizo llegar carteles “a todos los centros escolares de España para que los alumnos les dijesen a sus padres que no recogiesen los corcitos que se encontraban en el campo”.
Se trata de una iniciativa que mantienen activa con el lema de ‘Si te lo llevas, morirá’ porque “todavía hay mucha gente que cree erróneamente que la madre abandona a sus crías, cuando en realidad lo que hace es ocultarlas, ir de vez en cuando a amamantarlas y volver a marcharse. Esa es la estrategia de cría de los corzos. Pero la gente los recoge para llevarlos a los centros de recuperación lo que, en realidad, provoca su muerte”.
La campaña fue reconocida con galardones como el premio Red Live a la conservación que se concede a nivel europeo, aunque también ha servido como base para emprender otras iniciativas de preservación de diferentes especies como el plan para defender en los cultivos los nidos de los aguiluchos pálidos y de los aguiluchos cenizos.
Aunque el congreso previsto en Sigüenza iba a ser uno de los actos centrales del aniversario, la ACE desarrolla durante este año diferentes iniciativas de difusión, entre las que incluye la realización de diferentes trabajos específicos o “de investigación a través de convenios como los suscritos con la Escuela de Montes de Madrid, con la Universidad Complutense, con la Universidad de Santiago de Compostela con las que nos hemos implicado a nivel de mecenazgo”, apunta Markina.
Incrementos desmedidos
La labor de recuperación de libros antiguos relacionados con los corzos que estaban escritos en inglés, alemán y otros idiomas y que han sido traducidos al castellano “para que esos conocimientos lleguen tanto a cazadores como a quienes no lo son”, es otra de las actividades llevadas a cabo.
Aunque en ocasiones la defensa que la ACE realiza del corzo les ha valido las críticas de algunos sectores que “nos acusaban de defender a la especie para luego pegarles un tiro”, lo cierto es que nuestra labor se centra en la defensa de la naturaleza. Markina señala además que “sobre todo desde el año 2015 la caza de los corzos se ha convertido en una necesidad, porque las poblaciones se han ido desmadrando un poco y se generan problemas de poblaciones, de parasitaciones,…”.
Ese incremento de poblaciones que tiene reflejo tanto en Euskal Herria como en el Estado español se ha convertido en las dos décadas de existencia de la ACE en “un auténtico problema” que les lleva a afirmar que “las cosas no se han hecho bien, en muchas ocasiones porque las administraciones públicas no nos han hecho caso”.
Esos excesos poblaciones han llevado a permitir su caza, incluso en esta época de estado de alarma, con la finalidad de paliar los destrozos que están causando en la agricultura. Markina matiza que “eso no es caza, se trata de realizar un control de especies para el que se conceden permisos especiales, debido a los daños que causan. Es lo que ha sucedido en los viñedos de la Rioja Alavesa, porque corzos y jabalíes se comen los brotes y están machacando las viñas”.
El confinamiento al que está sometida la población debido al Covid-19 también tiene su incidencia en la presencia de animales en ciudades. “Estos días se están viendo vídeos con presencia de corzos debajo del acueducto de Segovia, en pleno centro de Madrid,… Es algo lógico, porque cuando desaparecemos los humanos, la fauna, tanto corzos como jabalíes, serpientes y otras especies, intentan recuperar el espacio que les quitamos en su día”.