Este domingo 12 de septiembre finalizará la media veda en Bizkaia, donde la paloma tórtola europea debiera de haber sido la principal protagonista, pero su nulo pase sobre nuestros cielos, junto a la premura del cierre, vuelve a dejar otro año más a muchos cazadores vizcainos de a pie con un palmo de narices.
Y es que un colectivo importante de aficionados vizcainos no disponen de perros ni de la posibilidad de ir a acotados de codorniz donde acudir en media veda y sus expectativas se tienen que centrar necesariamente en «el pase» en Bizkaia, que por estas fechas tiene a la tórtola común o europea como actriz principal. El resto de especies cazables en terreno vizcaino, como la codorniz, torcaz, urraca o corneja negra son más testimoniales todavía. Pero la época se abre muy pronto, el 15 ó 22 de agosto y se cierra más pronto aún, el 12 de septiembre, a sabiendas de que por delante quedan fechas muy buenas para cazar estas palomas que nos sobrevuelan fugazmente con destino al sur hacia tierras primero peninsulares y luego africanas.
El malestar crece entre el cazador humilde vizcaino cuando sabe que en el herrialde de Gipuzkoa, la misma media veda cuenta con una semana más, hasta el tercer domingo de septiembre, día 19, y que luego enlaza ese mismo día con la caza desde pasos tradicionales hasta el 31 de enero, con casi cuatro mil puestos organizados.
Anteayer martes se publicó en el Boletín Oficial de Bizkaia (BOB nº 172) la orden foral que regula la caza de palomas y zorzales migratorios en las líneas de pase con reglamentación especial y que comenzará el 26 de septiembre y durará hasta el 30 de noviembre en los 1.486 puestos reglamentados.
En cualquier caso, por medio quedan dos semanas propicias para el pase de tórtolas que los vizcainos no podrán disfrutar, aún a sabiendas de que son necesarios numerosos factores para que la más pequeña de las palomas europeas se asome por nuestras costas. Temperaturas cálidas, vientos del norte o del sur, cielos cubiertos e incluso nuestro xirimiri ayudan a que se queden unas horas en nuestros arbolados.
En agosto fueron contadas las tórtolas que se vieron y la mayoría de aficionados a esta especialidad apenas han visto volar alguna. Esta semana, con los chaparrones de anteayer se crearon expectativas que luego se frustraron en la realidad.
Para nadie resulta difícil a estas alturas entender que la tórtola europea continúa en un notable declive a nivel continental.
Cualquier cazador veterano de la especialidad sabe que en apenas unos lustros el panorama tortolero actual no tiene nada que ver con el pasado. Según científicos y ornitólogos, la destrucción de sus hábitats y la excesiva caza en sus lugares de crianza, España entre ellos, han hecho que la especie fuera considerada en el Libro Rojo de las Aves de España como vulnerable, esto es, enfrentándose a un riesgo alto de extinción en estado silvestre. Hasta que no haya otros estudios fiables que demuestren lo contrario, algo bien difícil, se trata de un pájaro a cuidar.
Pero obviamente entre todos los implicados con esta ave a nivel internacional. En algunas fincas del centro y suroeste peninsular se la caza sin tregua por estas fechas, donde algunos organizadores garantizan tiradas que sonrojarían a muchos.
Mientras los cazadores vizcainos se deben conformar con un calendario extraño, las pocas que llegan y además pasan a tiro en su trayecto desde Europa hacia el África Tropical, con posteriores y peligrosas paradas en algunas zonas peninsulares. Mientras tanto, la tórtola turca, en clara expansión y que va suplantando y arrinconando a la europea, sigue prohibida su caza a nivel estatal por un mero trámite legal.
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