Identifican la mejor estrategia para administrar tratamientos sanitarios a ciervos silvestres por vía oral
El ciervo (Cervus elaphus) es uno de los herbívoros silvestres con una distribución espacial más amplia en el hemisferio norte, donde desempeña una serie de funciones ecológicas fundamentales para el mantenimiento de los ecosistemas. Sin embargo, a lo largo de las últimas décadas sus poblaciones han aumentado de tamaño y se han expandido, lo que ha generado diversos conflictos sanitarios, económicos y de conservación.
Entre las herramientas de gestión disponibles para reducir el impacto de estos conflictos destaca el uso de cebos alimenticios como vehículos para administrar diversos tratamientos sanitarios. Se trata de porciones de alimento que pueden contener en su interior una vacuna o un tratamiento contra determinados patógenos o parásitos, con el objetivo de reducir la prevalencia y/o transmisión de enfermedades infecciosas que afectan a la fauna silvestre, el ganado o a los humanos; o incluso contraceptivos, que pueden servir para el control poblacional. A priori presenta muchas ventajas, ya que puede ser una herramienta muy efectiva, es relativamente fácil de aplicar y está ampliamente aceptada por todas las partes implicadas.
El reto está en diseñar la estrategia más adecuada para que la aplicación de los cebos en condiciones reales de campo sea verdaderamente efectiva, es decir, para que la especie diana los acepte (los consuma), recibiendo así el tratamiento que contienen. Esto no solo depende de la especie silvestre diana, sino también del modelo de gestión de sus poblaciones, del tipo de cebo y su especificidad, de su composición y palatabilidad, y de la forma y estación del año en que los cebos son suministrados.
Este fue el objetivo que se plantearon en el Grupo de Investigación en Sanidad y Biotecnología (SaBio) del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM) a través de un estudio científico cuyos resultados han sido recientemente publicados en la revista European Journal of Wildlife Research.
Los resultados muestran que, si bien los cebos de pienso y melaza resultaron ser los más apetecibles para los ciervos, los cebos de alfalfa fueron los más específicos para esta especie de ungulado silvestre. De hecho, los ciervos llegaron a consumir hasta el 94% de los cebos de este tipo durante el verano. Por el contrario, los cebos de pienso y melaza fueron más atractivos para otras especies de fauna, como el zorro, el jabalí o los córvidos, por lo que su uso podría generar interferencias en la administración de los tratamientos destinados a los ciervos.
El estudio también revela que el uso de comederos selectivos de ciervo reduce la interferencia de especies no diana y facilita el tratamiento de machos, hembras o gabatos de forma específica cuando es necesario. Finalmente, pone de manifiesto que la liberación de los cebos de alfalfa en el suelo en verano resulta un buen método con alta especificidad para ciervo (y otros rumiantes si estos están presentes, como gamo, corzo o muflón) y con alta tasa de consumo de los cebos.
Todo apunta a que los cebos de alfalfa liberados en verano son lo suficientemente atractivos y específicos para constituir la base de una estrategia segura y eficaz destinada a administrar vacunas y otros tratamientos orales a las poblaciones silvestres de ciervo en ambientes mediterráneos.
Fuente. cienciaycaza.org