Una oportunidad para la liebre europea
Los cazadores de más edad de la comarca recuerdan lo abundante que era la liebre europea (Lepus europaeus) en las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado, al menos en comparación con el número de ejemplares que se observan hoy en día. Por poner un ejemplo, los índices kilométricos de abundancia (IKAs) durante el periodo pro-reproductor para la superficie de Amurrio y Ayala suelen arrojar una densidad máxima de dos liebres/100 Ha cuando se calcula que la capacidad teórica estaría entre las 10-12 liebres/100 Ha.
La modalidad de la caza de la liebre en la zona era peculiar ya que consistía en que mientras los perros de rastro levantaban a los animales de sus encames los cazadores se apostaban en los caminos donde tarde o temprano las liebres salían a ellos y eran abatidas.
Hay que tener presente que en aquellas décadas del siglo pasado, a pesar del paulatino abandono de la actividad agrícola tradicional y de la incipiente industrialización y desarrollo urbano de la comarca, en el paisaje aún dominaban los cultivos de cereal, maíz o patata, que empezaban a ser sustituidos por los típicos pastos de la campiña cantábrica, de cualquier manera hábitats adecuados para la liebre.
La liebre europea no es la única especie faunística que ha visto reducidas sus poblaciones en nuestros valles y montañas desde la desaparición de aquel paisaje agrícola: la perdiz roja o la codorniz han corrido una suerte parecida mientras que otras como el gorrión molinero o la tórtola europea han llegado incluso a desaparecer como reproductoras.
El declive de la liebre europea no es un hecho que haya afectado de manera exclusiva a nuestra comarca sino a toda su distribución en la península Ibérica y de manera más acusada a los territorios de la zona norte como Bizkaia y Gipuzkoa donde la industrialización, el crecimiento de los núcleos urbanos y los cultivos forestales han transformado el paisaje rápida y drásticamente. No obstante, hay áreas concretas en estas zonas donde la liebre es relativamente abundante.
Además de agravarse con el paso del tiempo este descenso de las poblaciones se ha extendido a otros lugares donde la situación era menos preocupante como es el caso de Álava donde en 2006 la Asociación de Cotos de Caza de Álava propuso la posibilidad de vedar la liebre durante la temporada 2007/2008 ante el alarmante descenso observado tanto en los muestreos de campo (IKA) como en el número de ejemplares cobrados. Hoy día se la puede cazar en este territorio histórico pero sólo en aquellos cotos que así lo contemplen en sus respectivos planes de seguimiento cinegético.
Sin embargo, las transformaciones sucedidas en el paisaje no son las únicas causas que explican el declive de la liebre. De hecho, en la mitad sur del territorio ayalés algunos cambios habrían sido favorables para la especie como la formación de setos en las campiñas o la matorralización y aumento de la superficie forestal tras el abandono del campo, además del buen grado de conservación que presentan algunas áreas como la Sierra Salvada. Pese a ello las densidades de liebres son igualmente bajas.
La caza o, mejor dicho, las malas prácticas cinegéticas han sido otra de las causas que han llevado a la liebre europea a esta situación, pues recordemos que la liebre es una especie de caza menor muy apreciada y durante muchos años la presión cinegética ha sido elevada, por no hablar del furtivismo.
Debido a esta regresión generalizada de la especie desde el año 2000 hasta el 2010 se desarrolló un proyecto para la recuperación de la liebre europea en su hábitat natural con el objetivo de realizar un programa de cría de modo que las repoblaciones pudiesen ayudar considerablemente al restablecimiento de la liebre europea en la Comunidad Autónoma Vasca Cantabria, Asturias y Navarra. Esperemos que este proyecto y las restricciones actuales de su caza logren revertir la tendencia y las liebres vuelvan a poblar ampliamente nuestros valles y montañas.
Fuente. naturayala.blogspot.com