La media veda ha vuelto a decepcionar a los cazadores guipuzcoanos. Los que han ido a por palomas torcaces, sin embargo, “se han divertido más”.
No falta mucho para el fin de la media veda. Pese a que el último estudio realizado por la Federación de Castilla y León sobre la codorniz constata que las capturas de codorniz se mantienen estables en los últimos 35 años, la sensación de los cazadores vascos es de decepción. De hecho, no se ha cumplido la máxima que defienden muchos cazadores de que las capturas están garantizadas si se da una buena cosecha.
“Otro año para apuntar en rojo en el calendario”, sostiene Rufino Eizmendi, el representante de Adecap en Gipuzkoa. “En algunas zonas más al Norte quizá se ha mejorado un poco respecto al verano pasado, pero seguimos con la tónica de los últimos años”. “Está siendo una media veda triste, muy triste”, remarca.
La mayoría de los expertos consultados por DESVEDA coinciden en que uno de los factores determinantes ha sido las altas temperaturas. “Nos hemos achicharrado durante todo el mes de agosto y se han marchado en busca de zonas más frescas”, aclara Eizmendi.
SENSIBLE. Para Juan Antonio Sarasketa, presidente de la Oficina Nacional de la Caza (ONC), el calor también está siendo determinante. “La codorniz es una ave terriblemente sensible, rodeada de misterio, a la que cualquier condición climatológica le afecta y que, por supuesto, huye del calor”.
A juicio de Sarasketa, la agricultura agresiva también tiene mucho que decir en el cambio de hábitos de esta ave. “Yo he llegado a ver codornices a finales de octubre en San Petersburgo, en Finlandia, en Rumanía… Mucha gente se pregunta cómo es posible que vayan tan al norte y la respuesta es que allí la agricultura influye menos en esta especie”.
El máximo responsable de Adecap alude también al último estudio de la Federación de Castilla y León para asegurar que “no hay ningún motivo de alarma” sobre la población de codornices. Según los datos difundidos por José Luis Garrido, las capturas anuales en los primeros quince años del siglo XXI oscilan entre el millón y el millón y medio de codornices. “Hay que hacer caso de lo que dicen los expertos y más cuando se trata de un estudio serio que refleja datos recogidos durante muchos años”.
Angel Remírez, presidente de la Federación navarra de Caza, también esgrime este informe en su valoración de la media veda. “Ha quedado demostrada la sostenibilidad de la codorniz en España”, destaca. Aun así, reconoce que ha sido un año “peor que el anterior” y que el calor les ha pasado factura. “La realidad es que se ha podido trabajar poco con los perros porque, al de una hora, estaban ya asfixiados”.
TORCAZ. Vista la tendencia de los últimos años, la torcaz empieza a consolidarse como una alternativa a la codorniz salvo en aquellas zonas, como Navarra, donde se prohíbe su caza. “Los que han ido a la paloma sí que se han divertido más –advierte Eizmendi-. Es una pena por lo perros, pero la realidad es que hay gente que empieza a apostar por la torcaz por delante de la codorniz, porque desplazarte un montón de kilómetros para tropezar con alguna de vez en cuando frustra bastante”.