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80 años sin Víctor Sarasqueta

Este verano se han cumplido 80 años del fallecimiento de uno de los industriales que mayor fama han dado a Eibar. El pasado 15 de julio, exactamente, de hace 80 años, fallecía Víctor Sarasqueta Suínaga, armero y amigo del rey Alfonso XIII.
 
También se cumple el centenario de la Feria Internacional de Buenos Aires, donde la firma guipuzcoana fue galardonada por sus trabajos exhibidos.

Víctor Sarasqueta fue el fundador de una firma de escopetas finas de muy alta calidad, llegando a ser elegido «armero real» por el rey Alfonso XIII. Junto con su hermano Juan José Sarasqueta aprendió el oficio de basculero y destacó entre la multitud de talleres armeros de la, entonces villa ( hoy ciudad ) de Eibar siendo reconocido internacionalmente por la calidad de sus fabricaciones. Destacó por su personalidad, sencilla y honesta, siempre preocupado por enseñar el ‘ondo egin’ (buen hacer) a todos los que le rodeaban.

El protagonista , padre del excelente tirador olímpico del mismo nombre, nació en 1864 en el caserío Azpiri del barrio rural eibarrés de Mandiola en Guipúzcoa. De origen humilde y con escasa educación a los 14 años de edad comenzó, junto a su hermano Juan José, a aprender el oficio de basculero en el taller que el industrial ‘Makalarro’ tenía en la calle eibarresa de Ardanza.

Una vez conseguida la maestría en el oficio de basculeros, ambos hermanos fundan un taller propio dedicado a la escopeta en 1887. En 1899 se separa de su hermano y junto con Francisco Cortaberría, conocido como ‘Patxi Pelukerua’, y José Urizar cosntituyen una nueva fábrica con la razón social de ‘Sarasqueta, Cortaberría y Compañía’ hasta que en octubre de 1906 funda en solitario ‘Víctor Sarasqueta’ que se dedicaría únicamente a la fabricación de escopetas finas de caza. Las instalaciones se ubican en la entonces calle Grabadores y hoy Víctor Sarasqueta, en memoria del genial armero y también de su hijo, antes mencionado.

Obsesionado con la calidad

Víctor tenía una elevada conciencia profesional -llegó a patentar 15 armas de invención propia- que exigía también a sus colaboradores y no toleraba medianías ni en las operaciones más secundarías. Como anécdota se cuenta que en una ocasión llegó a destruir una escopeta ya terminada por un pequeño fallo en la báscula que sus operarios no percibían. Sarasqueta incluyó en su fábrica a sus seis hijos.
 
Consciente en la necesidad de la formación y de la calidad fue uno de los que impulsaron la idea colaboraron en la fundación de la Escuela de Armería en 1912 y de la implantación en Eibar del Banco Oficial de Pruebas en 1919. De la calidad de sus escopetas da fe que de las 4.386 que mandó a testar al banco de pruebas desde su implantación hasta su muerte solamente 15 fueron rechazadas.

Obsesionado con la calidad y el buen hacer, Víctor Sarasqueta impulsó las pruebas voluntarias de las armas, convencido que las mismas daban al armas prestigio de buena fabricación.

Fue nombrado «Armero real» y mantuvo estrecha amistad con el rey Alfonso XIII con quien participó en múltiples cacerías y se tuteaba; es más, era tal la confianza que tenían que el monarca era al único a quien permitía llamarle familiarmente «Poncho». Sus productos fueron galardonados en la Exposición Regional de San Sebastián de 1897, en 1910 en la Feria Internacional de Buenos Aires y en 1930 en la Exposición de Sevilla y Barcelona.

La fábrica se cerró pero se abriría 9 años después de la mano de su hijo Víctor bajo el nombre ‘Víctor Sarasqueta S.A.’ y en 1992 cesó la actividad definitivamente.

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