El desarrollo del atestado policial siempre era igual. Hablaba de la aparición de una bala en la fachada de la vivienda o, como sucedió en la última denuncia, incluso dentro del piso. En ese caso, en una pared de la cocina. Durante los últimos meses, y en especial en el recién concluido agosto con cuatro expedientes, las comisarías de la Ertzaintza y de la Policía Local han cursado varias quejas ciudadanas por tan inquietante motivo. Había un denominador común en todas ellas, se trataba de vecinos del Boulevard de Mariturri, la calle más occidental de la capital alavesa.
Agentes de ambos cuerpos iniciaron la investigación de los misteriosos hechos. Enseguida se descartó la causa de algún perturbado armado. Y es que todos los indicios apuntaban en otra dirección, al campo de tiro de Las Colinas, paralelo a la carretera N-102, separado por unos 500 metros de los bloques de viviendas y ya apercibido en el pasado por idénticos incidentes.
La Policía autonómica, por ejemplo, realizó un estudio de las trayectorias de los proyectiles. Los análisis siempre situaban el disparo en el alargado recinto, dependiente de la Federación Vasca de Tiro Olímpico y de la Alavesa. En su interior se permite el uso de armas de fuego reglamentarias y también se efectúan prácticas y exámenes de vigilantes jurados y similares.
En el pasado, las advertencias policiales habían provocado que sus responsables colocaran más viseras de seguridad, una especie de tablones de madera contra los que impactan las balas perdidas. En la actualidad, la principal galería de tiro cuenta con ocho. «Desde una posición reglamentaria parece imposible que pueda escaparse algún proyectil, así que eso nos lleva a pensar que algunos socios han disparado desde donde no debían», compartieron con EL CORREO fuentes policiales.
Toque de atención
Tanto la Ertzaintza como la Policía Local han enviado sendos informes al Juzgado de Guardia y a la Guardia Civil, que posee las competencias en la materia. Se le pide que refuercen la seguridad y que se planteen cubrir la superficie de los dos edificios que integran el complejo. El Ayuntamiento, por su parte, ha dado un toque de atención a la dirección del campo, que permanece cerrada desde el pasado 18 de agosto por «problemas graves de reparaciones». Sus responsables no han respondido a las llamadas e emails de este periódico.
«Hace unos meses, una bala impactó a dos metros de un operario que trabajaba en una de las fachadas. Imagínate el susto que se pegó. Lo que no queremos es que haya ninguna desgracia. Hasta ahora ha habido suerte, pero hasta cuándo durará», subrayaron agentes conocedores de la investigación.
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