Vicente Seguí, nuevo
presidente de la Federación de Caza de
la Comunitat Valenciana, está decidido
a dar un buen lavado de cara a la
institución tras una década de
mandato de Juan Quiles.
Y llega en un momento crucial:
reducción de cazadores en la
Comunitat, poco relevo generacional y el
examen de caza a la vuelta de la esquina.
Seguí pretende dar un giro de
modernidad (la sede está en reformas)
y convencer a la sociedad valenciana de los
beneficios de una práctica que se
pierde en el origen de los tiempos y cuenta
con 40.000 federados en la región, la
segunda actividad deportiva con más
aficionados registrados después el
fútbol.
—Asistimos a un panorama de
caída de socios y cazadores.
¿Está herida la caza?
—Entiendo que no. La crisis
económica ha afectado, eso sí.
Y hoy la variedad de ocio de la sociedad hace
que la gente tenga muchas más
opciones para focalizar lo que antes era una
actividad fundamental, especialmente en los
medios rurales.
—¿Y cómo ‘cazar’
más cazadores?
—No queremos cazar, sino
gestionar. La caza va más allá.
Durante doce meces del año cuidamos e
invertimos en el medio natural, por
vocación propia y mandato de la
Administración. El 100% de lo que se
recauda en los clubes de caza se reinvierte en
la naturaleza para que al año siguiente
se mantenga el número de especies.
Gestionamos doce meses y cazamos
dos.
—¿Cuál es la edad
media del cazador en la Comunitat?
—Entre 45 y 50 años.
—Pues convenza a un joven en 30
segundos para que deje el móvil, la
tableta o el balón, empuñe un
arma y salga a cazar?
—Más que a empuñar
un arma, animaría a los
jóvenes a que aprendan a conocer la
naturaleza como la conocen los
cazadores.
—Haga lo mismo con esos
ecologistas que siguen tachando al cazador de
asesino de animales.
—Diariamente comemos animales
que se han tenido que sacrificar. La caza es un
deporte controlado y perfectamente regulado.
Puede que no se comparta la afición,
pero no por eso debe ser denostada.
—¿Qué reto se ha
marcado como nuevo presidente?
—Convencer a los cazadores de la
necesidad de explicar a la sociedad el beneficio
de nuestra actividad para el ecosistema.
—¿Acaso no están
convencidos?
—Muchas veces no somos
proactivos en ese sentido, aunque el cazador lo
tiene muy asumido. Estamos en un proceso de
modernización de la federación
y vamos a llegar más a la gente,
también con redes sociales.
—Tras una década sin
cumplirse, llega al fin el examen del cazador.
¿Mejorará la seguridad?
—Sin duda. Tenemos un colectivo
bien formado, pero representará una
mayor seguridad y conocimiento del medio
natural.
—¿Qué
posición mantiene en la
polémica que ha salpicado a la Real
Federación Española de Caza
tras las elecciones presidenciales bajo la
sombra de un ‘pucherazo’?
—Debe prevalecer la
institución frente a las personas.
Apostamos por la conciliación para que
se normalice la situación.
Habrá elecciones y contribuiremos a un
candidato de consenso, que es lo que necesita
la caza. El presidente Andrés Gutierrez
ya ha anunciado que no se
presentará.
—¿Cómo
repercutiría en la agricultura la
desaparición de la caza?
—Un desastre. La labor del cazador
es clave. Y más ante plagas como las
de conejos o jabalíes. Además,
su beneficio en la economía es
enorme. Sólo en la provincia de
Alicante, la caza mueve 56 millones.