Señor Jiménez, como miembro del actual Gobierno y, sabiendo que comparte conmigo una de las aficiones más ancestrales que existen, como es la caza. Quisiera expresarle en esta carta mi preocupación por la situación crítica que atraviesan todos los cotos de la margen derecha del Ebro, que tienen consideración de plaga de conejos.
Muchos son los estudios que ha realizado el departamento de Medio Ambiente sobre la merma de la perdiz y liebre, pero nunca han puesto solución al problema como señalan al zorro, el deterioro del hábitat etcétera.
Como unos de los problemas que merma la población con eso, acabamos.
Le doy unos datos señor Jiménez. No hace falta ser biólogo para darse cuenta que en el coto que yo cazo, Ablitas, en un lustro las aves rapaces, y los depredadores cazables, han proliferado un 300% (datos del 2005). Entonces había una pareja de águila real hoy hay tres, búhos reales, dos; y hoy, cinco parejas.
Ni que decir tiene que hay de todas las clases de águilas, culebreras, perdiceras calzada, descalza y hasta con botines, sin contar aguiluchos, milanos etcétera.
La cantidad de zorros es tal que incluso se han instalado en campamentos en los alrededores del pueblo y creo que hasta se han empadronado, con derecho a voto.
Otra cosa son los gatos asilvestrados. Se dice que éstos comparten madriguera con los conejos, incluso se han visto jugando al corro de la patata con los gazapos y de la urraca. De esta última es mejor no hablar.
Por último me atrevo a dar alguna solución señor Jiménez: dar autonomía a los cotos para que ellos mismos ejerzan la presión a los depredadores cazables con artes autorizadas.
Aves rapaces: realizar un estudio sobre su población y con los excedentes repoblar otras zonas, como en su día se hizo con los buitres (que buenos euros nos costaron a los contribuyentes) para repoblar zonas del sur de Europa.
Sin más, esperando su respuesta, y que sirva para satisfacer a muchos cazadores conservacionistas que piensan como yo.
Un saludo.
Javier Ruiz Sangalo