Las prácticas ilegales de
cazadores furtivos y la presunta
implicación de agentes de la Guardia
Civil en el llamado caso Asturianos
sentará en breve a seis acusados en el
banquillo —tres ganaderos y otros
tantos agentes—.
En los últimos días, este
diario ha informado del incremento de
prácticas ilegales, como el cierre de
pasos de fauna y manantiales cubiertos con
cemento, en las áreas próximas
a la Sierra de la Culebra y Sanabria.
Constituyen evidencias del fenómeno
creciente de la caza furtiva en la provincia, con
efectos fatales para la sostenibilidad del
medioambiente y la fauna.
Sobre este problema en particular y la
gestión de la caza y de las especies
cinegéticas en general opinan los
expertos Tomás Yanes (Zamora) y
Vicente González Eguren
(León), licenciados en Veterinaria y
fundadores de la Sociedad
Euromedieterránea para la Vigilancia
de la Fauna Silvestre (Waves). Se trata de
una entidad sin ánimo de lucro,
constituida en 1997, que está
consagrada a abordar y resolver los complejos
problemas que afectan a la fauna salvaje, su
conservación y gestión.
La sociedad desarrolla igualmente una
labor formativa y sensibilizadora del
importante papel que desempeña la
fauna, no solo en la conservación de
los ecosistemas, sino también en el
desarrollo económico y social. En este
sentido, Waves ha organizado seis «masters»
en Fauna Silvestre -cuatro en España y
dos en Italia- además de ocho
simposios internacionales en Portugal, Francia,
Eslovaquia, Grecia, Reino Unido y
España. La entidad ha promovido
igualmente cursos, jornadas y seminarios, que
han ayudado a varios miles de
profesionales.
-¿A que achacan los últimos
casos de furtivismo que han salido a la
opinión pública? ¿Creen
que existe un aumento de este
fenómeno en la provincia?
-Vicente González: -Posiblemente
se deban a la actual situación de crisis
económica, aunque el furtivismo es
muy diferente al de hace unos años ya
que los avances técnicos (armas con
visores nocturnos y silenciadores, sistemas
GPS o teléfonos móviles)
facilitan esta actividad. Tradicionalmente, este
fenómeno estaba encaminado a al
obtención de carne. Ahora, interesa
sobre todo el «trofeo»: el ciervo, el lobo, el
corzo? El aumento no es exclusivo de Zamora,
sino que ha crecido en todo el
país.
-¿Qué consecuencias tienen
estas prácticas?
-Tomás Yanes: -El uso de cebos
envenenados, lazos y cepos origina una
pérdida de la biodiversidad que puede
afectar de forma importante a especies
protegidas o emblemáticas como el
águila imperial, el buitre o el lince. Por
otro lado, existe el riesgo de que determinadas
personas lo consideren un medio de vida,
cuando en realidad se trata de una
práctica ilegal.
-¿Cree que la ley debería
perseguir estas prácticas con mayor
dureza?
-V. G. : -El código penal castiga
estas prácticas y el Seprona las
persigue. El año pasado realizó
más de 14.000 denuncias en todo el
país. Además, la Ley de Caza
en Castilla y León tipifica
perfectamente las sanciones, tanto
económicas como administrativas. Hay
una normativa que regula esta actividad y
queda en manos de la Justicia aplicar penas
más o menos duras.
-¿Cree que acusaciones hacia los
cazadores como provocar incendios para
facilitar la caza están justificadas?
-T. Y.: -En absoluto. Lo que realmente
quieren los cazadores es salvar sus cotos de
los incendios forestales y siempre
están dispuestos a realizar mejoras
necesarias en el hábitat -como
siembras, desbroces o cortafuegos- para
reducir el riesgo de incendios.
Independientemente del autor, quemar el
monte jamás estará
justificado.
-¿Creen que el comercio ilegal de
carne de caza es una práctica
generalizada o que tiene una escasa
relevancia?
-T. Y.: -En Zamora, el comercio ilegal de
carne de caza es poco importante puesto que
en la mayoría de monterías y
recechos que se celebran, la carne es para
autoconsumo. Además, cuando el
titular o el arrendatario del coto abaten un
número elevado de reses, pasan a ser
revisadas por veterinarios que se encargan de
hacer las inspecciones, identificaciones y
certificados para enviarlas a las salas de
tratamiento de caza autorizadas.
-¿Los casos de corrupción
ligados al mundo de la caza y la alta sociedad
perjudican la imagen de esta disciplina?
-V. G.: -El enfoque que se le quiere dar
en ese sentido es anecdótico, irreal. En
la caza, como en otras actividades, hay
personas de diferentes estatus sociales,
principalmente en función de
modalidades y especies
cinegéticas.
-¿Practicar esta actividad conlleva
pertenecer a una clase social de privilegio?
-T. Y.: -Todo lo contrario. Actualmente, el
número de cazadores disminuye
día a día en todo el territorio
nacional. En Castilla y León se ha
reducido de forma alarmante. Como ejemplo,
en 2012 se expidieron unas 124.000 licencias y
en 2013 solo algo más de 100.000. Es
decir, una disminución del 20% en un
año. Además, la actividad
cinegética carece de relevo
generacional. Por supuesto que no conlleva
pertenecer a una clase social elevada.
-¿Cómo juzga la
regulación actual sobre accidentes de
tráfico donde está implicada la
fauna? ¿Cambiaría algo?
-V. G.: -Desde el 9 de marzo de este
año ha cambiado la normativa debido a
que la situación era insostenible para la
mayoría de los cotos. Actualmente,
como en el resto de Europa, la responsabilidad
recae sobre el propietario del
vehículo.
-¿Cuál es su análisis
sobre la situación del lobo en la
provincia y los problemas que denuncian los
ganaderos?
-T. Y.: -En los últimos doce
años, según los censos del lobo
facilitados por la Junta de Castilla y
León, se aprecia un incremento del
25% en el número de manadas, que ha
pasado de 36 en 2001 a 45 en 2013.
Precisamente, estos últimos
años, que han supuesto el periodo en el
que más se ha cazado la especie,
coinciden con un menor número de
daños denunciados por los ganaderos.
Zamora es una de las provincias más
loberas de España. La mayoría
de los ganaderos, especialmente en las
comarcas situadas al norte del Duero (Aliste,
Sanabria, Tábara, La Carballeda, Los
Valles y Alba) manejan adecuadamente el
ganado extensivo frente a los ataques del lobo
con el empleo de pastores y mastines durante
el día, encerrando el ganado en rediles
por la noche. Estos son los ganaderos que
deberían recibir prioritariamente
ayudas preventivas, compensatorias y
agroambientales para facilitar la coexistencia
con el lobo.
-¿Esta especie debería
poder ser cazada también al sur del
Duero?
-V. G.: -Sí, dado que la
población ibérica de lobos,
salvo en el núcleo en peligro de
extinción de Sierra Morena, debe
considerarse de una forma global. En este
sentido, tanto la Junta de Castilla y
León como el Ministerio de Agricultura
y Medio Ambiente han presentado en repetidas
ocasiones en Bruselas la propuesta de la
gestión cinegética del lobo al
sur del Duero, aunque actualmente,
atendiendo a la directiva «Hábitat»,
sigue manteniéndose el estatus de
especie protegida. En cualquier caso, de
momento, sería prudente dejar el
seguimiento y el control de la especie en
manos de las patrullas de control de fauna
creadas por la Junta de Castilla y León
y que, por ejemplo, en nuestra provincia han
logrado disminuir considerablemente los
ataques al sur del Duero, actualmente tres o
cuatro al mes.
-¿Le parece necesaria la
gestión cinegética encaminada
a compensar la disminución de algunas
especies concretas?
-T. Y.: -Lógicamente. Desde hace
años, las especies de caza menor como
la perdiz, la liebre o el conejo han disminuido
de forma drástica. En
contraposición, han aumentado las
densidades de algunas especies de caza mayor
como el jabalí, el ciervo o el
corzo.
-¿Qué opinan sobre la
polémica generada en torno a las
consecuencias en la fauna de los tratamientos
aplicados a las poblaciones de topillos?
-V. G.: -La realidad es que son muy
negativos para la fauna silvestre en general y
también para la cinegética en
particular. Es preferible realizar adecuadas
labores agronómicas y emplear
sistemas y métodos que no provoquen
envenenamientos. Me estoy refiriendo a cajas
trampas o la cetrería.
-¿Le parecen relevantes las
consecuencias de los tratamientos
agrícolas en la fauna que se practican
en la provincia?
-T. Y.: -Muy relevantes, pero no tienen
fácil solución. Desde hace
más de treinta años, los
herbicidas, pesticidas y abonos
químicos han ido ganando la batalla a
las especies faunísticas. Su empleo es
nefasto por las intoxicaciones que produce y
para la reproducción de la
fauna.
-¿Es la sobrepoblación el
problema de algunas especies como el ciervo?
-T. Y.: -No es una sobrepoblación
de ámbito provincial, sino que se limita
a algunas áreas muy concretas de
Zamora dentro de la Sierra de la Culebra y los
alrededores. Además, este
fenómeno se ha reducido notablemente
por la mortandad generada por la
pasteurelosis. Actualmente, lo realmente
problemático es la
sobrepoblación del
jabalí.
-¿Son visibles las consecuencias del
cambio climático sobre las especies
cinegéticas y la fauna en general?
-V. G.: -La península
ibérica, por su situación
geográfica, puede ser muy vulnerable
al cambio climático. Hoy en
día, esto es una incertidumbre, pero
lógicamente debemos tomar medidas.
Es previsible que se produzcan alteraciones en
los ciclos biológicos de los animales,
especialmente en los periodos de
reproducción.
-¿Se les ocurre un modelo
alternativo de gestión de la caza para
que genere mayor riqueza en la provincia?
¿Pueden obtenerse mayores beneficios
para la sociedad?
-V. G.: -En principio, parece complicado
puesto que, aunque la mayoría de los
cotos intentan hacer la gestión que su
acotado le permite, algunos de los problemas
que hemos visto como enfermedades o
furtivismo unidos a que la mayoría de
los acotados tienen superficies muy
pequeñas, esto dificulta hacer una
adecuada gestión.
-¿Cómo juzga la a
gestión actual de los cotos?
¿Deberían abrirse a un mayor
número de cazadores o ser más
amplios?
-T. Y.: -Hemos ido evolucionando de
forma favorable en los últimos
años. Cada vez hay una mayor
concienciación. Si queremos mantener
unas óptimas poblaciones de fauna
cinegética, hay que gestionar mejor. En
este sentido, resulta imprescindible ejecutar
con el mayor rigor posible los planes de
ordenación cinegética. Lo ideal
sería hacer unidades de gestión
de ámbito comarcal, pero esto es
complicado de llevar a cabo en la
práctica y, en particular, por los
trámites administrativos que
conllevaría.