Los guardas forestales de los cotos de Treviana y Cuzcurrita de Río Tirón llevaban tiempo detrás de un cazador furtivo que venía matando varias unidades de corzo y de perdices entre los dos territorios. Agricultores de la zona ya habían advertido de la aparición de cadáveres de estas dos especies de animales.
Finalmente, el pasado 30 de noviembre, los guardas pudieron parar al conductor de un vehículo que supuestamente estaba cazando desde el interior del coche. Ese día era martes y tanto en el coto de Treviana como en el de Cuzcurrita sólo se puede cazar los jueves, domingos y festivos.
Al vehículo, un todoterreno Nissan Patrol, se le veía circular por caminos rurales despacio «visualizando finca por finca», tal y como recoge la denuncia a la que ha tenido acceso este diario. Tras interceptar el vehículo, mandaron identificar a las dos personas que iban en el interior y que en el momento se negaron.
F.L.B., natural de Treviana, aunque vecino de Briones, era el propietario del vehículo y estaba acompañado por J.M.G., de Briñas. En el momento en que les pararon llevaban un rifle del calibre 22, arma prohibida para el uso de la caza, cargada con 13 balas.
A pesar de que les pidieron que aguardaran a la Guardia Civil para registrar el interior del todoterreno, los dos ocupantes del vehículo se dirigieron a un pabellón donde les encontraron los agentes de la Benemérita. En ese momento «no encontraron nada que fuese constitutivo de infracción administrativa, pero sí restos o plumas de perdiz».
De momento, la tenencia de un rifle de esas características y cargado, además de utilizar el vehículo para cazar, está considerado como falta muy grave que puede acarrear una sanción de 3 a 5 años sin licencia de caza y una multa de entre 3.000 y 60.000 euros. Un juez dictaminará y analizará el alcance de la sanción.
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