El programa de
reintroducción de lince ibérico
en las zonas de Sierra Morena (Ciudad Real) y
los Montes de Toledo sigue su curso al amparo
del Proyecto LIFE+Iberlince.
El objetivo principal es que la especie se
aclimate y se estabilice para terminar
asentándose en los territorios elegidos
para que finalmente se reproduzcan y la
población se vaya incrementando sobre
la base los ejemplares liberados. Entre
diciembre y febrero es cuando se supone que
empieza la época de celo para los
linces, siendo en estos meses cuando
más esperanzas se van a tener para
que las hembras reintroducidas queden
embarazadas y la especie comience a crecer
de forma natura.
Doce ejemplares se han soltado en Ciudad
Real y once en Toledo, entre 2014 y 2015,
aunque se podría decir que este
año ha sido el determinante y donde ya
se empiezan a ver resultados. “Este
año tenemos muchas esperanzas porque
en el área de reintroducción,
con posibilidades de reproducirse, hay cuatro
hembras y dos machos muy asentados en el
territorio”, explica Juan Francisco
Sánchez, Jefe del Proyecto Life para la
empresa FomeCam. Añade que, en
líneas generales, “el balance es
muy positivo”.
Más de 34 millones de euros es el
gasto que supone el proyecto Life+Iberlince,
financiado en gran parte por la Unión
Europea, que aporta casi 21 millones. Hay un
equipo de 19 socios detrás entre los
que se encuentran España y Portugal,
además de diferentes federaciones de
caza y las comunidades autónomas de
Extremadura, Andalucía, Murcia y
Castilla-La Mancha. Los linces se liberan, en su
mayor parte, en fincas privadas. En Toledo hay
media docena de fincas que suman unas
10.000 hectáreas y en Ciudad Real hay
unas quince propiedades que colaboran con el
Proyecto y estarán en torno a unas
20.000 hectáreas.
Sánchez califica la labor de los
agentes medioambientales de
“imprescindible”, pues son ellos
los que más trabajan sobre el terreno,
informando a los dueños de las fincas
sobre el cuidado especial que deben tener
todos los cazadores que acudan a ellas y no
ocurra ningún accidente.
“Nosotros desarrollamos una labor de
tipo policial, que es el tema de la vigilancia de
la actividad cinegética, en las zonas
donde se encuentran los linces”,
comenta Francisco Morales, que es Coordinador
Comarcal de los Agentes Medioambientales.
Insiste en que “el tema de la
información es fundamental”,
porque “se trata de que el lince sea
aceptado”. Morales recalca que la
relación con los cotos donde se han
producido las sueltas “es bastante
satisfactoria, pero eso no quita que haya que
hacer un control y una
vigilancia”.
El seguimiento de los linces marcados por
el Proyecto es exhaustivo y diario, pero no
obstante siempre hay algún ejemplar
que muere por circunstancias no naturales. En
este 2015 han sido cuatro los ejemplares que
han fallecido, todos ellos por causas de
atropello. Además de Kung-fu,
fallecido recientemente en el término
de Yeste (Albacete), en este 2015 los otros
tres ejemplares que han muerto han sido dos
hembras en Ciudad Real y un macho en los
Montes de Toledo.
Para Ecologistas en Acción de
Castilla-La Mancha, el balance del proyecto
“es desigual”. En su
opinión, no se han tenido en cuenta
una serie de medidas de conservación
en las áreas de suelta, siendo ese
hecho el que ha provocado la mayoría
de las bajas que se han tenido.
Además de los atropellos, Miguel
Ángel Hernández cree que
“en la zona de los Montes de Toledo,
como en el Campo de Montiel, todavía
hay muchas prácticas
cinegéticas que son de mucho riesgo
para la presencia del lince”. Desde
Ecologistas, también hacen especial
hincapié a que cuando se tomó
la decisión de reintroducir linces, no se
tuvo en cuenta que había y hay
ejemplares que entran por Sierra Morena,
desde Andalucía. Hernández
señala que “si se hubiera puesto
coto a esas amenazas (control de
depredadores y atropellos) nos
hubiéramos ahorrado una gran cantidad
de dinero y ahora no estaríamos estar
echando cuentas de lo que le pasa a los
animales reintroducidos”. El control de
depredadores al que se refieren en Ecologistas
es una práctica cinegética que
tiene que ver con la captura de animales que
los cazadores consideran dañinos para la
caza. Es por ello que la labor de vigilancia que
realizan los Agentes Medioambientales es
determinante para el futuro del Proyecto
Life+Iberlince y el asentamiento definitivo de
la especie.
Aunque ya se espera que en esta
época de celo queden varias hembras
embarazadas, el Proyecto tiene preparado para
el inicio de 2016 una nueva suelta de
ejemplares. “Se van a liberar diez linces
en Montes de Toledo, cuatro hembras y seis
machos, mientras que en Ciudad Real se
soltarán nueve, cuatro hembras y cinco
machos”, explica Sánchez.
Actualmente hay cuatro hembras territoriales
en Toledo y tres en Ciudad Real, un buen dato
que todavía no llega a las pretensiones
de cinco hembras territoriales en cada lugar
que tiene el Proyecto como finalidad. La
importancia de las hembras es fundamental
debido a que, principalmente, depende de ellas
el futuro de la especie y el éxito del
proyecto, pues los machos pueden cubrir a
más hembras sin problema.
“Lo que está claro es que
somos optimistas con el futuro próximo
y a medio plazo. El lince ha venido para
quedarse”, dice confiado Francisco
Morales, seguro del éxito del Proyecto
Life+Iberlince. En pocos meses
coincidirán el balance de la que puede
ser la primera época de cría
desde que se inició el Proyecto, con el
de la adaptación de los últimos
ejemplares liberados.