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Alarma en los cazadores riberos

Ha estallado la alarma en los cazadores de la Ribera. «Llevamos veinte años de sacrificio, siguiendo las indicaciones del Gobierno de Navarra y la sensación es que no han servido para nada», denuncian. «La perdiz ha ido disminuyendo año tras año pese a todos los esfuerzos», concluyen.

El coto de Cintruénigo, el de Castejón o el de Cascante han abierto dos días, tres el de Tudela, y apenas seis algún privilegiado, caso de Ribaforada. En cambio, comparan que en la vecina Mallén cazan los fines de semana, los jueves y los festivos. La comparación les resulta sangrante después de pagar durante estos veinte años los planes cinegéticos, los estudios realizados, las partidas de daños a la agricultura o el guarderío, soportar controles y más controles y ver que se han quedado sin caza.

«Que nos dejen hacer a nuestro modo algo, y no solo exigirnos papeleos y más papeleos» exclama José Manuel Abizcuri, de Cascante. «La Administración nos dice no, no y no a todo. Es hora de que nos permitan repoblar con perdices de garantía, de calidad certificada», añade José Ángel Pérez Calavia, de Ribaforada.

«Hemos cazado dos días y sobraron los dos. No hay caza. Tenemos bajado el cupo a dos piezas, perdices, sin liebre. O hacemos algo o esto se nos va. O dejan repoblar algo, o esto se ve muy crudo. La gente paga para cazar y hay caza. No se puede estar todo el día a por conejos», denuncia José Luis Rodríguez Rodríguez, de Castejón.

El cazador, impotente

En los cotos de la Ribera argumentan que han limitado los días de caza hasta aniquilarlos en algunos casos, han reducido en muchos casos los cupos diarios, y las horas de caza, normalmente hasta mediodía, cuando en otras Comunidades cazan de sol a sol. «La normativa no resuelve, la caza no existe y no precisamente por culpa del cazador. El cazador no ha matado la caza, han sido otras razones. Hay que hacer algo o nos quedamos sin cazar», explica Ángel García Jiménez, de Cintruénigo.

Los cazadores insisten y demuestran en que no ha sido su presión la que ha terminado con la caza. En Ribaforada había hace veinte años 110 cazadores y hoy apenas suman 60, y varios de ellos han derivado a otros tipos de caza.

En Cascante, para favorecer el habitat de la perdiz, han sembrado 120 robadas que no cosecharan para que las perdices encuentren en ellas comida y refugio. Son iniciativas que los cazadores ven insuficientes.

«Entendemos que no se puede ir contra el progreso de autovías o canales que atraviesan nuestros cotos, y tampoco contra el sustento de las familias que viven de la agricultura y necesitan tratar sus cultivos o meter las cosechadoras, y tampoco podemos ir contra la ecología y atacar a las alimañas, pero hay que hacer algo. A los cazadores nos piden gestión y luego no nos dejan gestionar nada», comenta José Ángel Pérez Calavia.

Así está situación en la Ribera, pero en otras zonas no es mejor.

La incidencia negativa del Culebrete

A la inevitable incidencia del progreso, del cambio de hábitos en la agricultura o el necesario respeto a la ecología, que obliga al respeto de especies depedradoras de la caza, se ha unido en la Ribera la presencia del Culebrete, que ha multiplicado la presencia de milanos, cigüeñas, zorros, buitres, águilas y alimañas.

Los zorros, por ejemplo, llevan a sus crías lo mejor: si pueden liebres y no conejos. Lo mismo pasa con otras especies. Los cazadores no piden ir contra ellas, ni mucho menos, sino que impere el sentido común, regular su presencia, «No puede ser que un vertedero se convierta en un nido de alimañas, que haya duplicado, por ejemplo, la población de águilas con respecto a lo aconsejable», explica José Miguel Abizcuri, de la Mesa de la Perdiz de la federación Navarra de Caza, que se reunió el pasado viernes en Castejón, con los presidentes de los cotos de la zona sur de Navarra.

La Mesa denunció que Medioambiente se ha comprometido en solucionar el problema de la disminución de la caza, pero no se aprecia ningún resultado. «Lejos de mejorar, la situación empeora, los cazadores proponemos que los cotos sean gestionados por las sociedades», propone la Mesa, que además pide que a la hora de tomar medidas y buscar soluciones se tengan en cuenta que las reservas no cumplen con su cometido, que las cosechas tienen ciclos más cortos, y que la derivación de cazadores a caza mayor y menos a la menor no se nota en cuanto a la presión cinegética. «Algo falla. No se puede ser tan drástico como ha demostrado serlo la Administración aquí», concluyó la Mesa.

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