Alemania quedó confrontada ayer a un escándalo que ya está causando alerta en la población y que puede provocar la ruina de miles de granjeros y un drástico e inédito desabastecimiento de huevos y carne de cerdo en el país. El Ministerio de Agricultura y Defensa del Consumidor ordenó el cierre temporal de más de 4.700 granjas, la mayoría ubicada en el estado de Baja Sajonia, tras constatar que los animales fueron alimentados con pienso contaminado con dioxina.
La orden, dictada en la noche del jueves, provocó de inmediato la retirada automática de millones de huevos y carne porcina de las tiendas que recibieron los productos contaminados. Además, puso en marcha una severa investigación para determinar cómo un aceite de colza procesado por una firma que suministra el pienso, llegó a ser contaminado por la dioxina, una sustancia que puede causar problemas de salud en los seres humanos tan graves como cáncer y abortos involuntarios.
La alerta de contaminación cobró una dimensión criminal después de que las autoridades del estado de Schleswig Holstein, confirmaron que una inspección rutinaria, llevada a cabo en marzo del año pasado en la firma Harles & Jentzsch, bajo sospecha de haber vendido pienso contaminado, había descubierto un alto porcentaje de dioxina en la grasa vegetal que utilizó para producir el forraje que vendió a las granjas ubicadas en el ‘Land’ de Baja Sajonia.
El escándalo esta saliendo a la luz en el país estos días. Cuando la investigación llegue a su fin se cree que puede causar una verdadera catástrofe en la producción de huevos, carne porcina, pavos y posiblemente en la producción de leche. Según las autoridades de Berlín, hasta el momento se han detectado la venta de unas 150.000 toneladas de pienso contaminado con dioxina, pero nadie sabe el monto total de forraje distribuido en los últimos once meses.
Los cierres ordenados por precaución afectan en su mayoría a granjas de cerdo ubicadas en el estado de Baja Sajonia. Según relató un portavoz del Ministerio de Agricultura, las granjas no podrán entregar sus productos hasta que se demuestre que la contaminación ha desaparecido. El cierre de las granjas esta causando pérdidas semanales de 40 a 60 millones de euros a los granjeros y todavía no esta claro quien asumirá las pérdidas.
El presidente de la federación alemana de Agricultores y Ganaderos, Gerd Sonnleitner, pidió que los fabricantes del pienso contaminado asuman las pérdidas del sector e indemnicen a los granjeros afectados, una exigencia que puede concretarse cuando las autoridades determinen las responsabilidades. Pero nadie ha mencionado en voz alta el problema que afecta a las tiendas minoristas que fueron surtidas con productos contaminados y que se vieron obligadas a deshacerse de los huevos, chuletas de cerdo y de las legendarias salchichas elaboradas con carne procedente de las granjas de Baja Sajonia.
Nervios en la población
El escándalo del pienso contaminado aún no provoca una histeria colectiva en Alemania, pero en varias tiendas de Berlín se podía apreciar ayer el grado de nerviosismo que está cundiendo entre la población. Muchos locales colocaron letreros para anunciar que sus productos eran originarios de Baviera (carne de cerdo) o Brandeburgo (huevos) donde las granjas no están en la lista negra.
Además de 4.468 granjas ubicadas en Baja Sajonia, otras 152 en Renania del Norte Westfalia, 52 en Schleswig Holstein, 27 en Sajonia Anhalt, 7 en Mecklemburgo-Pomerania Occidental y oitras tres en Hesse, Brandeburgo y Turingia, fueron cerradas por orden del ministerio de Agricultura. El origen de la alerta sanitaria se sitúa en una empresa holandesa que proveyó a la fábrica alemana, Harles & Jentzsch, grasas contaminadas con dioxina para la producción de pienso, que vendió sus productos contaminados en los ultimos 10 meses.